n

462 76 14
                                    


—Vamos, Jisoo. Llevas una semana encerrado sin querer comer algo. —Insistió nuevamente Hansol, preocupado por su amigo.

Hacía una semana que Joshua le había confesado sus sentimientos a Jeonghan, y hacia una semana desde que el moreno no había vuelto a ser el mismo; no comía, no sonreía; ni siquiera quería seguir con su terapia; había mandado todo por la borda, todo gracias a aquél chico de rostro angelical.

—No dejaré que te amargues la vida, amigo. —Dijo una vez más Vernon, empujando la puerta.

La imagen que se llevó no fue del todo grata; el moreno chico yacía tirado en el piso, con los brazos llenos de moretones; y el rostro cubierto de lágrimas, por no mencionar que lucía más delgado.

—¡Jesús, Jisoo!, ¿cómo llegaste hasta ahí? —Cuestionó mientras corría a ayudarle.

—Lo perdí, Hansol, lo perdí— Las lágrimas seguían cayendo por sus mejillas, mientras Hansol le ayudaba a subir a la camilla nuevamente. —Perdí a mi ángel, Hansol. Lo perdí. Ahora él está con ese tal Mingyu; y yo jamás pude decirle lo mucho que lo amo, jamás pude besar sus labios, ni tocar su suave piel como quería; jamás le pude dar todo mi corazón, Vernon, lo perdí. Mi ángel ya protege con sus alas a alguien más.

—Vamos, Joshua. Tú eres un sujeto fuerte, no te amargues sólo por esto, hermano. Aún tienes un futuro por delante, aún...

—ES QUE NO ENTIENDES, VERNON. Yo no quiero seguir adelante si él no está a mi lado. —Su corazón dolía demasiado en ese momento. —No quiero un maldito futuro si Jeonghan no está en mi vida, a mi lado. Como mi jodido compañero y amante. Lo amo, lo amo y duele.

—¿Crees que eres el único con derecho a amar y ser lastimado? — Se quejó el joven enfermero. —¿Acaso crees que eres el único al que le han roto el corazón? —Se acercó a la camilla, lo suficiente para ver el rostro del Joshua. —Bien, lamento decirte que a mí también me rompieron el corazón una vez, ¿sabes por qué?, porque el jodido amor de mi vida me dejó por un estúpido sujeto millonario.

Joshua abrió los ojos, sorprendido ante la inesperada confesión de su enfermero. Bien, se sentía culpable ahora; quizás le habían roto el corazón, ¿pero qué había de su amigo? Nunca se tomó la molestia de preguntarle por su vida, por sus sueños; nunca se molestó por saber más sobre él. Ni siquiera sabía si tenía familia, toda su relación giraba en torno a Jisoo. Vernon no se había desahogado nunca, no lo había dejado.

—¿Quieres hablar sobre ello? —Le animó el castaño.

—Se llamaba Seungkwan —Confesó —Fuimos novios por tres años, fueron los tres mejores años de toda mi vida. —Una triste sonrisa se dibujó en su rostro. —Lo conocí en la secundaria, y al instante me enamoré de él. Nos amábamos tanto, Jisoo. Pero, sus padres nunca aprobaron lo nuestro; nos obligaron a romper, y luego hicieron que Seungkwannie se casará con un sujeto millonario, llamado Seokmin. —Un par de lágrimas rodaron por sus mejillas. —Sigue doliendo, ¿sabes? Sin embargo, yo no hice nada por impedirlo, me rendí antes de luchar; y deje que él se fuera con alguien más. Me arrepiento cada día de no haber peleado por él.

—Yo...

—Escucha—Hansol prosiguió, dejando al moreno con las palabras en la boca. —Si te digo esto, no es para sentir tu lástima, ni mucho menos. Es porque Jeonghan está haya afuera luchando por su vida.

El castaño abrió los ojos sorprendido, ¿a qué se refería el enfermero con eso?, debía de ser una broma; Mingyu estaba cuidándolo, y se suponía lo estaba cuidando bastante bien, lo suficiente como para no poner en riesgo su vida.

—Tu pequeño ángel lleva dos días internado, mientras tú no haces más que llorar y lamentarte como un cobarde.

No, no, no, no. Eso era una broma, una maldita y nada divertida broma, Jeonghan era muy fuerte, no podía estar mal.

—Su corazón se está deteriorando demasiado rápido, los cardiólogos dicen que es probable no pase de esta semana.

Nuevamente los ojos de Joshua se llenaron de lágrimas, el amor de su vida se estaba muriendo, y él no pudo pasar sus últimas semanas a su lado, jamás se lo perdonaría.

—Debo verlo, Vernon. Por favor, llévame con él. —Suplico. —Te lo ruego, llévame a verlo, necesito verlo.

—Mingyu está con él...

—Me importa una mierda Mingyu. —Admitió—Sólo quiero ver a Jeonghan, quiero tocarlo, por favor llévame.

El enfermero asintió, colocó a Joshua en su silla de ruedas lo más rápido que pudo, para poder llevarlo con su ángel.

Mientras avanzaban por los pasillos, el moreno comenzó a recordar tantas cosas vivió con el rubio.

"Mi nombre es Jeonghan, pero tú puedes decirme ángel" Musitó aquél chiquillo con una radiante sonrisa en su rostro.

"Oh vamos, Joshuji. No dejarás que esos sujetos nos intimiden" Era su primer día en el equipo de fútbol y Joshua se moría del miedo. "Somos rudos, Shua. Demostrémoselos"

"¿Sabes, Joshuji?, cuando muera la última voz que quiero oír es la tuya" Confesó Jeonghan; abrazando al castaño por la cintura.

"Vamos, Hannie; ¿qué cosas dices?"

"Sólo la verdad, no me importa oír la voz de mi esposo, ni de mis hijos. Sólo quiero oír tu voz en mi lecho de muerte, la voz de mi pequeño y dulce Joshuji" Besó su mejilla. "Prométeme que tu voz será lo último oiré antes de morir, promételo, Hong"

"Prometo que cuando estés en tu lecho de muerte, haré hasta lo imposible por salvarte, para que sigas oyendo mi voz cuando quieras."

"Tonto" Rio. "Gracias por todo, te quiero, Shua"

Si pensó que ver a Jeonghan besando a Mingyu era lo más doloroso que había presenciado jamás, estaba muy equivocado. Ver a su pequeño ángel sobre esa camilla, conectado a muchos cables era lo más doloroso.

—Joshuji—Susurro débilmente el rubio. —Me alegro que hayas venido; pensé que te habías olvidado de nuestra promesa. —Sonrio. —Olvidé que eres un caballero fiel a lo que dice. —Largó un suspiro. —Acércate, por favor.

Tragó todas sus lágrimas, y avanzó hacia Jeonghan. Una vez frente a él; tomo sus manos.

—Lo siento tanto, Hannie. Lamento no haber estado aquí más tiempo; lamento no haber cumplido del todo con mi palabra. —Sollozo

—Vamos, Joshuji, estás aquí. Es lo que importa ahora. —Le sonrió nuevamente. —Había hecho una vida en mi mente. Cuando saliera de aquí me casaría con Gyu, y luego adoptaríamos a un pequeño. —El castaño se tragó el dolor, y continuó oyendo. —Tú serías padrino de mi boda, y de uno de mis hijos. Pero nada será así.

—Aún hay esperanza, Hannie. —Más que tratar de convencer al rubio, trataba de convencerse a sí mismo. —Aún puedes ser feliz con Mingyu.

—No lo creo, me dan pocas esperanzas de vida; solo un milagro podría salvarme.

Su pequeño ángel lucía tan pálido, tan triste; haciendo que su corazón se partiera en mil pedazos. Miró como su ritmo cardíaco cada vez disminuía más. No podía dejar que el amor de su vida muriera, no lo iba a permitir.

Miro una vez más esos hermosos ojos castaños que tanto amaba, esos suaves labios con los que tanto llegó a soñar, ese bello rostro que era el causante de sus delirios. Todo Jeonghan era perfecto. Todo su corazón latía gracias a ese bello ángel.

Largó un suspiro con pesadez, y soltó la mano de Jeonghan.

—Vuelvo en un momento, Hannie.

Había tomado una decisión y no había vuelta a atrás.

—Joshuji, prométeme que volverás.

El castaño sólo se limitó a asentir débilmente, para después desaparecer por el umbral.

Our Heart | JiHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora