II

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Los aplausos llenaban la sala de conferencias de la universidad, los vítores hacía la Doctora Bioque no cesaban de alabar su buena exposición. El rostro de la Doctora mostraba lo abrumada que se sentía a la vez que orgullosa y satisfecha con su trabajo, por fin, después de tanto tiempo, esfuerzos, días sin dormir, luchas contra la administración y soledad había conseguido su recompensa: El reconocimiento y la aceptación de que su estudio realmente funcionaba.

-Gran exposición, Doctora Bioque.

El señor Figueroa se acercaba hacía la Doctora con pasos ligueros a la vez que torpes alargando la mano hacía ella, Raquel le veía venir y empezó a sentir esa repugnancia hacía él que había sentido durante todos los años que duró el proyecto, no soportaba esas situaciones en las que se veía obligada a tener que poner buena cara y una sonrisa. Pero el señor Figueroa formaba parte de la junta directiva que subvencionaba su proyecto y solo por la ambición de poder continuar con él tuvo que alargar su mano, sacar su mejor sonrisa y agradecer el apoyo a esté, al cual solo motivaba la ambición, la misma ambición que sentía ella pero no precisamente de los beneficios económicos, sino de los beneficios que su estudio podía dar.

-Muchas gracias, señor Figueroa, por venir a la conferencia. Sin usted nada de esto hubiera sido posible.

-Todo ha sido gracias a usted, su serenidad es esencial para el trabajo que desarrolla. Es usted una de las pocas científicas que conozco cuya efusividad es casi nula, característica que afianzó más aún mi convencimiento en que podía confiar en que sería una buena inversión.

-Oh, señor Figueroa por ahí se acerca Daniel, uno de los alumnos que ha hecho esto posible. ¡Daniel acércate un momento, por favor! Verás quiero presentarte al señor Figueroa.

La expresión de Daniel no podía ser más feliz, Raquel, su jefa, le estaba presentado al miembro más importante de la junta directiva, se sentía orgulloso de que su jefa le diese ese reconocimiento.

Raquel aprovecho la ocasión para alejarse pensando que Daniel no podía haber sido más oportuno, gracias a la presencia de esté pudo quitarse al señor Figueroa de encima y además hacer creer a Daniel que le tenía más en cuenta que a otros miembros de su equipo. No entendía como había personas que necesitaban del reconocimiento de otras para poder sentirse bien, ella se sentía satisfecha consigo misma, no quería el reconocimiento de los demás hacia su persona solo el reconocimiento a su trabajo.

Una vez cruzo la puerta de su casa las prendas que vestía iban cayendo de su cuerpo como si con ello se quitase esa incomoda sensación de haber estado rodeada de tanta gente, se puso ese cómodo pijama en el que aún se podía apreciar los dibujos infantiles que con colores brillantes lucían en sus primeros días.

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⏰ Última actualización: Dec 03, 2017 ⏰

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