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Lo que más me repugnaba de todos ellos eran sus babas. La de ésta criatura en especial no dejaba de echar una baba espesa que goteaba lentamente hacia el suelo, no dejaba de pensar en cuando tuviese que limpiarlo. La sangre es fácil, pero la saliva es una mucosidad que puede dejar más huella que incluso la propia sangre.

En números romanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora