Luke miraba un cuadro en el altillo de su cabaña, estaba cubierto por polvo y telas de arañas. Pero la frase seguía intacta, la tela todavía sostenía la pintura.
El cuadro lo había comprado para regalárselo a Laura un día antes de su muerte, tan solo eran unas letras hechas con pinturas de colores en un fondo negro, pero la frase era lo que le había llamado la atención.
"El recuerdo de tu voz... Pintado en mi memoria... Aún cuando tú no estés conmigo... Yo estaré contigo"
Después de perderla, al ver ese cuadro se sentía estúpido, por eso lo guardó en ese altillo, junto con todas las cosas de Laura.
—¿Luke? ¿Estás en casa?
Su hermano Mark lo había visitado demasiado en los últimos días.
Después de que los liberaron, Luke no volvió a verla, los leopardos habían cerrado filas, e incluso Aria le había dado un puñetazo cuando fue a verla para saber de ella. Había despertado solo en medio del bosque.
Quería, desesperadamente verla, y no saber cuál había sido su error lo hacía sentir peor. Por eso, había utilizado a Mark para que buscara información.
Luke bajó al primer piso y guardó la escalera, su hermano estaba sentado en uno de sus sillones.
—Hola hermano —le dijo cuando lo vio.
—¿Has encontrado algo?
—Me encuentro muy bien, gracias.
—Lo siento Mark, estoy un poco...
—¿Desesperado?
—Sí.
—Afortunadamente tengo noticias, Sam ha visto a Aria y a Kaylee juntas en el bosque.
Esas eran grandes noticias, después de una semana, Kaylee había salido de su casa.
—¿Hace cuanto tiempo?
—Dos horas, creo.
—Aún así, no me sirve saber qué es lo que hace si no me deja acercarme.
—Para hacer que ella te ignore... Debiste hacer algo muy malo.
—Ese es el problema ¡No recuerdo qué hice! Solo sé que dejé que mi puma tomará el control porque pensé que él sabía qué hacer.
Se dejó caer en otro sillón.
—Ella no podrá ignorarte por siempre.
—Sí puede, se quedará con ese tal Hunter.
—¿Y tú cómo lo sabes? Yo los he visto juntos antes de que todo esto pasara y puedo asegurarte que ella no lo quiere.
—¿Eres el doctor corazón? — Luke bromeó.
—No, pero debes creerme, no lo quiere, si lo hiciera lo demostraría, no le habla como a ti, no lo busca como a ti, no lo mira como te mira a ti ¿Qué más pruebas quieres?
Luke miró el techo, resignado.
—Tal vez deba seguir mi camino, e irme como lo había planeado.
—Hagas lo que hagas, yo te apoyo.
Mark le dio unas palmadas en su hombro y se fue.
Desolado, Luke buscó su maleta y comenzó a empacar sus cosas, se iría tan lejos como fuera posible.
"—¿Por qué te alejas de ella? — le preguntó su puma"
"—Porque lo arruinaste todo."
Una hora después, Luke arrastraba su maleta cuando quedo detenido por un perfume exquisito, flores exóticas con miel.
Kaylee.
—Hola Luke.
Él se dio vuelta, y se sintió terrible cuando la vio "¿Qué le he hecho? " se veía cansada, sin energía, apagada, sus ojos evitaban su mirada.
—Aria me envió a darte esto —se acercó y le mostró un pequeño dije en su mano.
Era la imagen de un leopardo de las nieves hecho en metal pulido, atado a un cordón negro.
—Creí que me odiaba.
—Todavía lo hace, pero me mantuviste con vida y esta es su forma de decir gracias.
Luke tomó el dije en su mano, ella no le preguntó por qué llevaba una maleta, o a dónde iba, ella no le preguntó nada.
Una punzada de culpa y dolor atravesó su corazón cuando sin despedirse ella se dio la vuelta, para alejarse.
No estaba dispuesto a rendirse.
—¿Puedes ayudarme?
Tal y como esperaba, ella se detuvo.
—Creo que puedes buscar a otra persona.
—No veré a nadie más en el camino, y de verdad me gustaría usar esto.
Kaylee volvió sobre sus pasos, aún sin mirarlo a los ojos.
—A veces eres un fastidio —le dijo mientras anudaba los extremos del cordón en su nuca.
Luke soltó su maleta y sin darle tiempo la agarró por la cintura.
—¿Qué haces?
—No has venido a verme en siete días, necesito hablar contigo.
—Tú y yo no tenemos nada de que hablar, llegarás tarde a donde sea que te vayas.
—Tú quieres estar conmigo, yo quiero estar contigo ¿Por qué lo niegas?
—No eres tú quien quiere eso.
—¿Quién es?
—¡Tu puma! —gritó mientras se retorcía para alejarse, en vano—. Tu puma tomó el control, tu te fuiste, fue él quien me reclamó, yo no quiero la mitad de ti.
—Mírame a los ojos Kaylee.
Apretó su cuerpo contra el suyo, pero ella seguía reusándose. Intentó otra manera.
—Por favor Kaylee.
Ella alzó su mirada, el azul de sus ojos pasó al gris.
—¿Ves al puma en mis ojos? ¿Oyes al puma en mi voz?
—No.
—Soy yo quien te habla, soy yo quien te mira, soy yo el que te toca, el puma y el hombre te aman.
El brillo retornó a sus ojos, pero aún se veían tristes.
—Déjame hacer lo que no he hecho con nadie en diez años, déjame mostrar que puedo amarte.
—¿Q-qué quieres decir?
Luke tomó su mano y la llevó hasta su cabaña, una vez adentro ella desató su curiosidad.
—Siempre creí que tu casa era un desastre.
Adorable, Kaylee era adorable. Recorrió la casa observando todo a su alrededor, se veía un poco tensa.
—Es bonita —concluyó.
Luke se acercó hasta tenerla contra la pared, podía sentir su respiración agitarse, podía oír su pulso aumentar, y aunque lo que más quería era besarla, debía controlarse y hacer lo correcto.
—Si quieres irte, puedes hacerlo, yo me iré y no volverás a verme, si te quedas no volveré a dejarte ir, seré completamente tuyo si lo deseas.
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El deseo de Kaylee [Serie Ice Daggers 1]
Romance"Para tener lo que quiere ella deberá seguir a su corazón" Kaylee sabe del peligro al que se enfrenta al amar a un hombre tan fuerte y poderoso como lo es Luke Mckane. Pero no puede evitarlo, él es todo lo que ella quiere. Luke sabe lo que signifi...