No tengo miedo a decir tu nombre, tan solo por que no lo vas a leer y de hacerlo, solo tú entenderías quién es, quién eres, mi levy, mi livai.
Tengo tantas cosas en la cabeza, tantas que se me van, se me va todo y no vuelve más, se me va todo menos tú.
Me provocas el existir más exquisito, la más sutil felicidad.
Es tanto lo que tenemos por dar, por darnos y aunque hace años comenzamos, no hay hora para acabar.
Deseo el existir por lo amargo de tu boca, por la canela de tu piel y la menta de tus besos.
Los años pasan y a veces no estas, nada puedo hacer más que esperar. La sorpresa que me das cada que regresas, no la cambio por nada más.
Ven para que veamos juntos los pelos de tu gato y lo café que es el sillón.