5. Ciclo

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—¡DETENTE! —abro los ojos de golpe y me incorporo tan rápido como puedo

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—¡DETENTE! —abro los ojos de golpe y me incorporo tan rápido como puedo. Una fina capa de sudor cubre mi frente, mi pulso anda a una velocidad sobrehumana y apenas puedo respirar.

Temblores espasmódicos invaden mi cuerpo y un miedo martirizante se arraiga en todo mi ser. Miles de imágenes deleznables sobre ella se agolpan dentro de mi cerebro causándome un caos de sentimientos negativos internos.

Apenas y han pasado dos días de mi última pesadilla —misma que no he logrado descifrar, ni olvidar— y ya me invade una nueva.

—¿Estás bien? —Dalan se abre paso dentro de la habitación donde duermo. Lleva una expresión cautelosa pero la angustia pura cruza por sus ojos y no es para más. En lo que va de la semana y media que llevó con él, he tenido por lo menos cinco pesadillas y aunque no quiera, lo he despertado—. ¡Joder Lisa, estás pálida! -No, estoy paralizada—. ¿Otra pesadilla?

Me concentro en disminuir mis temblores y regularizar mi respiración. Intento sacar todas esas imágenes de mi mente y me las arreglo para asentir. Mi garganta comienza a doler por la presión que ejercen las ganas de llorar, pero no siento que mis ojos estén empañados.

—Estoy bien, lo siento —Me disculpo porque siento que es lo correcto. Lo he despertado de nuevo—. Estoy bien Dalan, vuelve a dormir, lo lamento.

Paso una mano por mi cabello, a la vez que suelto todo el aire contenido de mis pulmones. La opresión en mi pecho va disminuyendo a paso lento, pero ahora puedo respirar con más facilidad.

Dalan me sonríe de forma dulce, sé que quiere tranquilizarme, como lo ha hecho durante mis pesadillas. Él ha pasado por eso y comprende perfectamente por lo que estoy pasando, pero eso no significa que no me sienta terriblemente avergonzada.

—No estas bien, Lisa —Señala, acercándose a mi —Ya van dos en esta semana y ni hablar de la semana pasada —Ahora está sentado en la esquina de la cama, observándome con atención.

—Ya habían dejado de ser tan recurrentes —Tallo mi cara con las manos, de forma no tan violeta, para tratar de despejarme un poco—. Pero regresaron cuando pasó lo de Bruce —Digo, apenas en un susurro.

Ese asunto no ha dejado de doler. Bruce no ha dejado de dolerme, sin embargo, Dalan me hizo darme cuenta de muchas cosas y la más importante es que yo no amaba a Bruce. Al menos, no de la forma correcta. Me pareció una locura, incluso me enojé con él, pero logré entender su punto: Un amor enfermizo, no es un amor verdadero.

La relación que tenía con él era insana y tóxica para ambos, en todos los sentidos. Peleábamos demasiado. Gritábamos y sacábamos lo peor el uno del otro, para luego acurrucarnos a dormir como si no hubiese pasado nada. Estábamos bien por un tiempo y de la nada volvíamos a pelear. No hubo un buen amor. Fue empatía y compasión, fue estar con alguien después de años de soledad y confundirse, fue aferrarse al ápice de cariño que había entre nosotros, porqué a pesar de no ser un amor verdadero, hubo cariño y aprecio.

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