"Y me volví una de esas mujeres, que no las mata el amor, de esas que no importa qué tan astuto sea el asesino que me bese. Me han intentado matar tantas veces, que ya ninguna droga actúa".
Tras la muerte de su novio: Bruce Morrow, Elisabeth Clark i...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¿Que clase de enfermedad tenía tu madre? —Inquiere Harry, mientras me mantengo con la vista perdida.
Ojalá no hubiese preguntado eso.
Siento como mi cuerpo se tensa músculo a músculo ante su pregunta. Siento como mi respiración se torna irregular y pesada y como mi diafragma se cierra poco a poco, dándole paso al pánico que es provocado por esos recuerdos que he querido enterrar en el fondo de mi subconsciente y que, sin embargo, no he podido.
Ojalá no pudiese recordar mi pasado... ojalá no pudiese recordarla.
—¿Lisa? —Inquiere Harry, en cuanto se percata de mi respiración pesada y mi rigidez. Su voz ha descendido un par de tonos; es amable y cautelosa, como si temiera por mi reacción—. ¿Qué ocurre? —Interroga. El toque de su mano sobre la mía me obliga a posar la mirada en él. Me observa con esos impresionantes ojos color miel y distingo la lucha interna qué hay en ellos; está angustiado y no sabe si debería acercarse o alejarse, sin embargo opta por la primera opción—. Oye, no tienes que hablar de esto si no quieres. Entiendo que sea difícil y...
—Te lo diré —Lo interrumpo. Mi mano pica ante su contacto y muy a mi pesar me veo en la obligación de apartarme de su agarre y alejarme de su cercanía—. Pero quiero dos cosas a cambio.
—¿Qué?
—No quiero que le hables de esto a Kevin. Ni a él, ni a nadie —pido, arrepintiéndome de haberme alejado. Su calor me daba una extraña sensación de calma y su cercanía me hacía sentir segura.
—A nadie —Promete—. ¿Qué es lo segundo?
—Pon una canción —Vuelvo mi mirada al frente, evadiendo la intensidad de los ojos de Harry.
Si voy a hablar sobre Ada, no quiero verlo a los ojos. No quiero ver reflejada la pena o la lastima en esos amables ojos. No quiero recordar lo miserable que fui alguna vez y tampoco quiero que él sepa cuanto me afectó el vivir con Ada.
—¿Una canción? —Pregunta dubitativo y yo asiento, sabiendo que él esperaba que le pidiera otra cosa—. De acuerdo, ¿qué quieres que ponga?
—La canción que te recuerde a tu familia.
«Familia.»
Lo cierto es que nunca me sentí cómoda hablando de mi familia. Porque en realidad nunca tuve una, Ada me privó de ese privilegio. ¿Cómo le explicas a una niña de tres años que su madre se volvió completamente loca y que, de la noche a la mañana, decidió separarla de su familia? Exacto. Yo a esa edad no entendía nada.
Y por la mirada que Harry me está dando, sé que él tampoco entiende.
—Trastorno de Identidad Disociativo —Respondo al fin.
Una cantidad de recuerdos indeseados se apodera de mi cabeza, llevándome a aquel lugar oscuro del que tanto he luchado por salir.
