Vente

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Después de vencer a Wakuran, los chicos empezaron a prepararse para el próximo partido contra Aoba Jousai.

En la sub-arena, Hitoka pudo notar que, a medida que se acercaba el inicio del partido, todos parecían más nerviosos de lo normal. Aunque llevaba tiempo siendo la manager y los había visto antes de otros partidos, era la primera vez que los veía así de tensos.

—¿No te parece que todos están más nerviosos de lo habitual? —le preguntó Hitoka a Kiyoko, la pelinegra.

—La última vez se enfrentaron a Aoba Jousai con todo lo que tenían y aun así perdieron —le explicó Kiyoko, antes de que Daichi la llamara, llevándola a su lado.

—Yachi-san —la llamó Yamaguchi, acercándose tímidamente.

—¡Sí!

—¿Tienes algo para el dolor de estómago? —preguntó un tembloroso Yamaguchi.

—¿Estás bien, Yamaguchi-kun? —le preguntó Hitoka, preocupada.

—Lo siento, estoy muy nervioso —respondió él, mientras Hitoka buscaba en el botiquín para darle algo que lo hiciera sentir mejor.

—¡Oh! ¡Soy muy confiada cuando se trata de manejar la ansiedad!

—¿Qué? ¿Confiada? ¿Con la ansiedad?

—A menudo siento mucha ansiedad, tanto que me siento como si me fuera a morir. Así que he estado investigando todo este tipo de cosas —le dijo emocionada la rubia—. Como en los festivales deportivos o los exámenes.

—¿¡Como si fueras a morir!? —preguntó asustado Yamaguchi.

—Sabes, lo mejor es decir en voz alta lo que te tiene preocupado. Te sentirás mucho más aliviado si solo lo dices, en vez de estar aguantando y agonizando sobre qué hacer.

—Bueno... —empezó a decir nervioso Yamaguchi.

—Cuenta, cuenta —le animó Hitoka, asintiendo constantemente con la cabeza.

—Nuestro partido contra Seijou en las preliminares a la Interhigh... entré de sustituto con el objetivo de hacer un servicio por primera vez cuando el equipo estaba en un gran aprieto. La diferencia en los puntos no era tan difícil de alcanzar, y si hubiera tenido éxito en ese remate, podríamos haber ganado. Pero aun así, ¡fallé! ¡Así que sigo pensando en qué pasará si eso sucede de nuevo! —al finalizar, Yamaguchi levantó la mirada y no pudo descifrar la expresión en el rostro de Hitoka, lo que lo dejó confundido.

—¿¡Pusieron toda esa presión en ti contra un equipo como ese!? —preguntó aterrorizada la rubia.

—¿¡Yachi-san!? —ahora era Yamaguchi el que estaba preocupado.

—¡Ahora estoy nerviosa también! ¡Mi corazón! ¡Se saldrá por la garganta!

—¡Trágalo de vuelta! ¿Necesitas algo para el estómago? ¿Un remedio para el corazón? ¿Un desfibrilador? —ahora Yamaguchi estaba asustado, "¿Qué me haría Tsuki si mato a su novia sin querer de un infarto?" pensó asustado.

—¿¡Qué pasa!? —preguntó Tanaka al ver la situación, con Nishinoya justo detrás de él.

—¡El corazón de Yachi-san! ¡Su corazón está...! —Yamaguchi no podía articular palabras, estaba asustado.

—¡Cálmate, Yamaguchi! —le dijo Nishinoya.

—¡¿Debería llamar al 110?! —preguntó Asahi asustado.

—Dirás el 119 —le corrigió Kei, tomando a Yamaguchi de los hombros, sorprendiéndolo. Hitoka seguía haciendo expresiones raras—. Me la llevaré —le dijo Kei a su amigo pecoso y se alejó con Hitoka—. ¿Podrías dejar de hacer esas expresiones tan raras?

—Pero...

—Yamaguchi lo hará bien, lleva mucho tiempo practicando. Sé que esta vez hará un buen servicio, así que no te asustes.

Hitoka asintió con la cabeza y vio cómo su novio volvía a donde estaba Yamaguchi.

—Supongo que la ansiedad es como el hielo, te curas cuando se lo pasas a alguien más. ¿No está más animado ahora? —comentó Kiyoko, parándose junto a Hitoka.

—¡Qué análisis tan serio! —respondió la rubia, soltando un gran suspiro.

Después de las palabras de Kei, Hitoka se sentía más relajada. Kei conocía a Yamaguchi mejor que nadie y sabía de lo que era capaz, por lo cual el no dudaba de que él haría un gran servicio en el partido de hoy.

—Muy bien, es hora de irnos —informó Daichi, dirigiéndose a la cancha para practicar un poco más antes de que empezara el partido.




—Hey, mira.

—Sí.

—Ahora Karasuno tiene otra chica. Y es linda también.

—Es cierto. ¿Por qué me siento irritado?

—Aquí vamos. —dijo el chico, tomando la pelota de voleibol y lanzándola hacia donde se encontraba Hitoka. —Disculpa, ¿podrías pasarme eso?

—¡Cuidado!

Antes de que la pelota golpeara nuevamente a Hitoka, Kei se había interpuesto, una vez más, impidiendo que le golpeara. Observó cómo casi todos los jugadores de voleibol dirigían sus miradas hacia su tierna novia. No era común tener una manager mujer, lo que hacía que Hitoka y Kiyoko fueran el centro de atención. Dos jugadores del equipo contrario fueron los que más le llamaron la atención al rubio. Tomó la pelota que le habían lanzado intencionalmente hacia su novia y se la devolvió, golpeando al jugador disimuladamente en el pecho.

—Aquí tienes. —dijo de manera amenazante.

—Gracias. —respondió el otro, visiblemente asustado.

El sonido del silbato resonó en toda la cancha, indicando que el partido estaba a punto de comenzar.

—Me tengo que ir a las gradas. —dijo Hitoka, dispuesta a marcharse, pero Kei lo impidió tomándola de la mano.

Aún estaba irritado por el hecho de que todos los jugadores estuvieran mirando a su novia, y más aún por lo que intentó hacer aquel chico hace un rato. "No te dejaré pasar un remate, imbécil".

—¿Un beso de buena suerte? —preguntó Kei, con una sonrisa maliciosa.

—¿Eh? —Hitoka fue tomada por sorpresa una vez más cuando Kei la besó, justo en medio de la cancha, frente a todos. Sin embargo, este beso fue más rápido que los anteriores, en los que ambos se tomaban su tiempo para separarse. —Buena suerte. —le dijo, ruborizada, antes de salir corriendo hacia las gradas.

Kei miró a su alrededor y se dio cuenta de que todo el mundo los estaba observando. "Tengo que controlar mis celos", pensó, algo molesto.

Después de un fuerte partido contra Aoba Jousai, Karasuno terminó ganando, pasando a las finales contra Shiratorizawa.

Enamorada de Tsukishima #PGP2025Donde viven las historias. Descúbrelo ahora