Parte Final

390 71 49
                                    

El siguiente mensaje estaré publicándolo en todas mis historias (por favor, lean antes de continuar con el capítulo):

No puedo creer que existan tantos usuarios en Wattpad que se dediquen exclusivamente a hacer adaptaciones (no tienen ni una sola historia original); no dan créditos a los respectivos escritores (algunos sólo ponen "créditos a quien corresponda" y se salen con la suya), tienen un montón de visitas, votos y comentarios con lectores que los aman por traer historias tan increíbles que, reitero, no son suyas (sólo copian, pegan, cambian un par de nombres y ya), y llegan a tener diez mil o más seguidores. Yo puedo decir con orgullo que obtuve 74 seguidores con honestidad, sin tener que adaptar historias y sin tener que recurrir al follow for follow para presumir de seguidores, porque a mí en realidad lo que me interesa no es tener más y más seguidores para llenarme de fama, sino entretener con mis escritos. Ni siquiera promociono mis historias en otras páginas.

No apoyen a esas personas, porque no lo merecen. Prefieran las historias originales. Díganle "no" a las adaptaciones.

Aprovecho también de decir que, si llego a ver mis historias siendo plagiadas, traducidas o adaptadas (sin mi consentimiento), no me quedaré tranquila. Mejor no pierdan el tiempo, porque pasarán un mal rato. 

Gracias por su atención.

________________________  


—LuHan, alguien está siguiéndome —anunció un día, observando paranoico a su alrededor.

—SeHun, no has dejado esas drogas, ¿verdad? —le preguntó angustiado.

—He visto a alguien espiándome por la ventana. Quiere robarme información confidencial de la empresa, ¡yo lo sé! —exclamó alterado, y LuHan ya no pudo soportar más las ganas de llorar. 

—SeHun, cariño... Necesitas descansar. No has dormido en días. ¿Por qué no vas a la cama?  

—No me crees... ¡No puedo creerlo, LuHan! ¡No confías en mí!

—¿Por qué no hablamos luego de que descanses? —se adelantó LuHan, tomando las manos de SeHun entre las propias para acariciarlas con cariño—. Luego te ayudaré a darte un baño e iremos al médico.

El artista apartó las manos de su pareja y llevó sus uñas a la boca para morderlas con intranquilidad. 

—Necesito huir. Regresemos a Daegu ahora mismo.

—SeHun, por favor, escúchame. 

—Llamaré al señor Park para que me ayude con la mudanza. No. Si lo llamo, el espía me encontrará. 

SeHun se paseó de un lado a otro por su estudio, y en un acceso de mal genio —como llamaría su padre a los arrebatos de ira que sufría cuando discutía con su madre—, derribó los caballetes con sus obras. LuHan no lo soportó más y desconectó todos los cables de la zona de trabajo de SeHun.

—Esta cosa está consumiéndote. Me llevaré esta computadora y ese aparato —pronunció con desagrado, señalando la tableta gráfica—, y si no vas al médico y te recuperas de toda esta mierda, no voy a devolvértelas.

—No... No, no, ¡no! —gritó alterado—. ¡¿Por qué te las llevas?! ¿Acaso estás del lado de ese espía?

—¿Te das cuenta de las cosas que dices? ¡Estás enfermo!

—Veo que tu coreano ha mejorado bastante... Estuviste fingiendo todo este tiempo, ¿no? ¡Me tenías en la mira! ¡Me manipulaste! ¡Eres un espía, hijo de puta!

LuHan dejó de lado la computadora y la tableta para acercarse a su novio y tranquilizarlo, pero a cambio, éste lo embistió, golpeándolo con todo su puño en el estómago. El rubio cayó al suelo y se retorció, adolorido, llevándose ambas manos al abdomen mientras tosía. Lo había dejado sin aire.

SeHun lo obligó a ponerse de espaldas y se sentó sobre él. LuHan elevó sus manos temblorosas para evitar recibir más golpes, pero aquello no detuvo a SeHun, aun cuando su pareja imploraba que lo dejara en paz. Envolvió entre sus manos el pequeño cuello de LuHan y lo apretó como su padre lo hizo alguna vez con su madre. LuHan no podía hacer más que mover sus manos con desesperación, esperando por el momento en el que SeHun se diera cuenta de lo mal que estaba, pero él continuó, continuó y continuó, hasta que LuHan perdió completamente aire de sus pulmones.


Oh SeHun posó la aguja de punta multirradial del tocadiscos sobre el gran vinilo giratorio. A Foggy Day de Carroll Gibbons inundó la oscura —pero suficientemente iluminada— habitación con su pacífica melodía. Danzó al compás de la pieza musical, acercándose al cuerpo detenido en medio del cuarto, justo debajo de una ampolleta que emanaba una escasa y amarillenta luz, y colgaba de un prolongado cable, casi rozando el frágil y desteñido cabello de éste. Examinó su figura con lentitud mientras acariciaba su barbilla, aprobando el vestuario con un ligero movimiento de cabeza.

Cuello, hombros, brazos, un ligero crack, manos y finalmente piernas. Se alejó unos cuantos centímetros para apreciar su obra de arte, pero su aguda visión captó algo que no encajaba con el concepto. La sonrisa de satisfacción se desvaneció de su rostro por completo. Llevó sus manos hacia su cadera y resopló, removiendo el flequillo que caía fastidiosamente sobre su frente. Su ojo izquierdo palpitó.

—Luhan, cariño, no estás ayudándome hoy... —murmuró entre dientes; su mandíbula permanecía tan apretada que sus molares casi quebraron—. ¿No puedes sonreír?

SeHun frotó nerviosamente la parte posterior del lápiz grafito en su nuca, llegando a hacerse daño en la piel.

Un gran fierro atravesaba el huesudo cuerpo de su fallecido novio, saliendo casi a la altura de la médula; le seguía un segundo fierro ensartado en la parte posterior de su cabeza, para mantenerla erguida, y otros dos en los codos. Era el más perfecto maniquí, excepto por las marcas en su cuello que delataban su delito.

—Todo el tiempo supe que serías mi modelo. Y yo siempre consigo lo que quiero, LuHan, siempre...   



Fin


Mótè | HunHan [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora