Cap 4: Nicholas Lumbardi

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acaricio una vez mas la cabicita de Toby, y rio al ver que le causa un placer inmenso en sus pupilas a cada toque que le doy, y si lo llame Toby, sin duda es el nombre que mas lo caracteriza. 

la briza sopla moviendo suavemente mis cabellos, me encuentro en la piscina, y aunque no tenga ropa de bañarme y ni el clima sea el mejor para sanbullirme, eso no me detiene a tener los pies metidos dentro de la piscina.

-¿verdad que el agua fría es deliciosa, Toby?- le pregunto hundiéndolo levemente en el agua y volviendo lo a sacar, este chapotea al sentir el agua helada tocar su suave cuerpo, una sonrisa se asoma por mis labios al ver esos ojitos mirarme suplicantes.

-arruinaras ese bello vestido jugando con el agua- escucho que me dice una voz gruesa a mis espalda, ruedo los ojos y saco a Toby del agua, lo coloco en mi regazo y saco mis pies del agua, dejándolos en el borde de la piscina.

-¿y puedo suponer que eso no te incumbe, no?- digo dando me la vuelta y topando me con los mismo ojos azul bebe que vi en el chico del aeropuerto, frunzo el ceño cautivada por su mirada e integrada por no ver la en el chico anterior. 

joder es idéntica.

-¿todas ustedes son iguales no?- dijo mirando me con fanfarronería desde su gran altura.

-¿aque te refieres?- digo con mi ceño aun fruncido y la cabeza inclinada a un lado, el nego con la cabeza y se dio la vuelta, dirigiendo su paso de vuelta a la casa- ¡eh, espera!- le grite colocandome de pie y dejando a Toby en el piso, lo segui con todo y los tacones corriendo hasta el interior de la casa y una vez dentro lo perdi de vista, se me escabullo entre la gente que circulaba dentro del salon.

mire para todos los lados, dando vueltas y mirando a ver por donde se me había metido, pero solo veía mas gente  y camareros circular por el salón. Comencé a caminar hasta llegar a la otra punta del salón, donde se encontraban los músicos tocando una serenata suave a violín. Me espante dando un salto al sentir una respiración en mi cuello y unas cálidas manos gruesas en mi cintura.  

voy dando la vuelta lenta mente y me topo con el chico de hace un rato, su mirada azulada cautiva mi sistema, sus labios rosados que se mueven diciéndome algo. 

esperen, el me esta hablando.

-o-oye suelta me- le digo cogiendo sus manos y alejándolas de mi cintura. este solo esboza una sonrisa ladina y sacude la cabeza, da unos pasos cerca de mi y me toma por la cintura enterrando su cabeza en la curvatura de mi cuello y hombro; su respiración pasiva acaricia  mi piel y puedo sentir sus labios rozar la piel suave de esa zona de mi cuerpo.

la música cambia y esta vez los músicos, tocan toda una orquesta sinfónica, pasiva y delicada. Nos movemos al son de la melodía y subo mis brazos hasta enrollarlos en su cuello; mis piernas se mueven por si solas y siguen el ritmo que mi compañero guía.

-¿ves lo bella que eres cuando no te pones peliona?- dice en un susurro en mi oído, el siseo de sus palabras entra por mi oído y sale por otro, su perfume me encanta, me tiene embobada, ese olor a pino del bosque y el jabón masculino que debe de usar me fascina, en respuesta a su pregunta solo asiento y cierro los ojos, mis brazos bajan y se quedan pendiendo de su pecho.

la música se detiene, y mi cerebro vuelve a la vida. y es ahí en ese mismo momento en el que me doy cuenta de lo que estaba haciendo, en que como un extraño me sostiene de la cintura y me tiene cautivada por una simple palabras, y el olor que desprende.

¿que me pasa?

yo no soy así.

cojo por las solapas al chico y acerco su rostro al mio, su perfume invade mis fosas nasales des concentrando me por un segundo, pero sacudo la cabeza y vuelvo a mis cinco sentidos en un segundo.

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