Cap 2: La Familia es el Enemigo

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Entro en la habitación, y veo todo mi alrededor, la cama está hecha en madera tallada, de un color blanco y unos mini reflectores iluminan el cabezal de la cama, dando al toque rustico que posee la madera, algo de delicadeza. Unos mini gabeteros con lamparas decoran los costados de la cama, y estos poseen una lampara cada uno; dejo caer mi maleta y mi mochila a los pies de la cama y comienzo a recorrer la estancia.

La habitación posee un baño hecho en cristal y madera tallada, un jacuzzi en el centro de esta hace que la estancia parezca uno de los baños termales asiáticos. Salgo de esta habitación y entro en el armario, este ya se encuentra clasificado con diversas compuertas listas y repletas de ropas y zapatos, sin mencionar los accesorios que los acompañan.

Salgo de este y me dirijo al como ya había mencionado antes la tía Karen, el balcón, el cual posee unos muebles en una sección, y también una hamaca, me acerco a esta y acaricio la tela de algodón blanca, acompañada de almohadas y una sábana despeluzada. Frunzo el ceño al ver como algo se retuerce entre las sabanas, me acerco a esta y cojo de un tirón las sabanas apartándola de la hamaca. El ladrido lastimero de un animal me hace soltar espantada y mirar confundida la sabana. Vuelvo acercarme esta vez con menos seguridad a la sabana y tanteando el terreno tocar con suaves golpecitos la sabana que ahora se encuentra en el piso.

De repente la sabana desparece de mi campo de visión y me encuentro con un animal, mejor dicho, un perrito, de raza Beagle, me mira atentamente y con las pupilas dilatadas y la boquita entre abierta. Mis músculos se suavizan e intentan acercarse con lentitud al pobre animal asustadizo.

Este se aleja espantado y yo me apresuro a cogerlo, una vez estando entre mis brazos, lo arrullo y acaricio hasta que sus ojos se calman y su respiración también.

-ya todo está bien...tranquilo chiquito- le decía mientras que lo mecía entre mis brazos, entro en la habitación y lo acuesto en mí, ahora cama, mientras me quito los zapatos, una vez en medias me subo en la cama y me acuesto junto al pobre animalito, este al ver que no le hace daño, se acerca y se acuesta a un lado mío.

Suelto un suspiro por los minutos de relajación que estaba teniendo con este acto de paz, el cachorro se sube a mi pecho cuando me coloco boca arriba, y su cabeza descansa en el valle de mis pechos. Me rió al ver que no encuentra sitio entre estos y sus cachetes se aprietan entre sí por la presión que mi sostén hace sobre este.

Me siento en la cama, con el cachorro entre mis brazos, este se baja de ahí y se sienta en la cama junto a mi observándome atentamente. Me levanto con ligereza el t-shirt que llevo puesto me quito el sostén blanco que llevaba puesto, una corriente fría me invade cuando la brisa que entra por la puerta del balcón me invade, me coloco de pie y la cierro con seguro, me doy la vuelta para ir a la cama junto con el cachorro, cuando la puerta de mi habitación es tocada y abierta por la tía Karen.

Esta me mira para después, fijar su vista en la cama y luego en mis pechos; me percato que el sostén aún se encuentra sobre la cama y junto a este, inspeccionándolo, está el cachorro, olfateando mi sostén. Sonrió divertida por su curiosidad.

-así que aquí estabas, a ver, baja que te darán comida- decía mi tía mientras intentaba coger al pobre animalito, este corrió por sobre la cama hasta saltar a mis brazos, y ocultar su rostro entre mis pechos. Yo lo atrapo enternecida por su gesto, y acaricio la cabeza en forma de consuelo.

-este joven se queda conmigo tía, no te preocupes- le digo al ver que intenta acercarse de nuevo. Ella suspira negando y toma dos pasos de distancia de mí.

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