[05]

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Pasaron dos días enteros en los que Yoongi no volvió a bajar a ese sótano a pesar de los ruidos, le tranquilizaba un poco el saber que era el chico extraño el que hacía aquél escándalo y no algo peor. Se dio permiso de no desconfiar enteramente del desconocido, pues no creía que lo llegara a dañar... Tanto. Había infinidad de dudas vagando por su mente sobre el otro, pero no se iba a detener a pensarlo tanto o terminaría exagerando todo.

Todavía recuerda las risas de Seokjin y Jimin cuando les contó lo sucedido, burlándose de él por haber sido asustado todo ese tiempo por un niño en una búsqueda del tesoro debajo de su departamento, y como Jimin insistió en unirse con Jungkook para ver qué era lo que encontraba con él, por si resultara ser un tesoro y le diera parte de este, o de otro modo el mismo Jimin lo haría. Claro que Yoongi se negó, no estaba en sus planes bajar de la comodidad (o algo así) de su casa, menos ahora que no creyera estuvieran pasando cosas de su interés.

En la tarde del martes, después de llegar de su horrible trabajo y con un terrible dolor de cabeza que lo hizo sensible a cualquier tipo de ruido, los movimientos del chico parecieron ser más bruscos y realmente se le pasó por la mente ser él mismo quien resultara el asesino, porque iba a matar al castaño si lo hacía bajar para gritarle que se callara.

No estaba de broma ese día, no iba a soportar nada que no tuviera que soportar si podía prevenirlo; su trabajo estaba consumiéndolo demasiado como para que no pudiera descansar ni en su propio escondite. Por su mente ahora pasaban las facturas que una empleada no había hecho, la papelería que estaba perdida y nadie tenía idea donde buscar, una capacitación y reunión que tendría el jueves, sin contar que varios de los clientes estaban bombardeándolo de mensajes en su número privado, fuera de las horas de trabajo, todo para que él les atendiera a primera hora al día siguiente. Estaba agotado. Quería descansar.

Jungkook no lo dejaba.

Pareció ser con propósito la fiesta que aparentaba estar dando abajo, como si quisiera estar llamando a Yoongi de distintas formas para hacerle saber que ahí estaba, también que la oferta de unirse a la búsqueda seguía en pie. Y el pelinegro estaba captando las indirectas, parecía que el que no pudo hacerlo fue Jungkook, pues debió interpretar el silencio de Yoongi como un "no pienso bajar ni aunque me pagues por buscar", que dejaba todo bastante claro a su punto de vista.

No pasó mucho hasta que su propia música no le fue suficiente como refugio, ni siquiera porque ese día decidió escuchar algo calmado para no empeorar el dolor de su cabeza, y el movimiento empezó sentirse cada vez más. ¿Es que acaso aquél tipo era tan fuerte para mover el propio techo —piso, en el caso de Yoongi—, con sus manos o algo parecido?

—Estas estructuras no pudieron ser más delgadas —bufó Yoongi levantándose del sofá dispuesto a bajar. Se quitó con cuidado el ridículo saco negro que estaba obligado a usar en la oficina y solo se quedó con la camisa de manga larga de vestir color blanca, no importándole que se llegara a ensuciar pues tenía como otras seis iguales para cada día de trabajo. Esta vez sin temor, abrió la puerta y se sorprendió de no encontrar una nube de polvo recibiéndole, y aún así sacó una pequeña linterna ridícula que no supo como llegó a sus llavero y se dispuso a bajar. A los cinco escalones el chico estaba a la vista, sentado en sucio piso abrazando fuertemente sus rodillas, viendo hacia una de las ventanas clausuradas—. ¿Se puede saber a que se debe tu escándalo? De verdad estoy cansado y recuerdo haberte escuchado decir que serías más silencioso la próxima vez, no parece.

La vista de Jungkook se apartó de golpe del punto dijo a donde veía para dirigirse instantáneamente a Yoongi, a quien observó con los ojos demasiado abiertos por la sorpresa de verlo bajar.

Subrepticio. ➳YK.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora