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Muy contrario a lo que Jungkook hubiese esperado al verlos cara a cara -quizá con mil reproches dirigidos a él, tal vez algún tirón de orejas o rechazo total de sus amigos-, comprendió que ellos no eran así, y el abrazo en el que se vio envuelto era la mejor muestra de afecto que le habían mostrado en los últimos meses.

El mayor del trío abrazó contra sí tanto como pudo a sus dos amigos, no pudiendo evitar soltar unas lágrimas del sentir cerca de nueva cuenta al pequeño de todos, a quien sentía que debió cuidar desde que el accidente ocurrió en lugar de presionarlo a avanzar. Al llanto se unieron pronto todos, continuando abrazándose como si fueran a desaparecer en cualquier segundo, queriendo detener el mundo por un instante para permanecer así tanto como pudiesen: abrazados, los tres, desahogándose por los inconvenientes que se les habían presentado últimamente, sintiendo el apoyo de unos a otros.

-Te extrañamos -comentó entre sollozos el pelinegro soltando un poco a su amigo, ese que lo acompañó en su angustia, para dedicarse a rodear por completo a Jungkook con sus brazos. Después de todo, él estaba de vuelta. -Creímos que... No, no. Kook, no supimos nada de ti en semanas, desapareciste... Creímos que habías hecho una tontería -su voz de repente se ahogó, no pudo evitar que todos su sentidos fallaran una vez que el menor le abrazó de vuelta con la misma intensidad.

Él estaba ahí. Él de verdad lo estaba abrazando.

-Lo siento, lo siento, lo siento -repitió sollozando el castaño, buscando a ciegas con su otra mano al pelirrojo que lo abrazó primero al llegar, sintiendo al instante el calor de la mano ajena contra la suya. -Tae, Hobi, lamento haberme ido sin decirles nada -murmuró sorbiendo su nariz un poco, no queriéndose separar de ellos y perder el contacto.

Los había extrañado, también necesitado. Estar de vuelta con ellos tan cerca lo hizo sentir completo por primera vez en tanto tiempo, que probablemente no rebasaba un plazo de cuatro meses, pero para Jungkook los días parecían tan eternos que ya había perdido la cuenta del tiempo que llevaba lejos de sus amigos.

En ese momento, con Taehyung llorando en silencio mientras apretaba su mano y se recargaba en el hombro de Hoseok, cuando este estaba aferrado completamente a Jungkook, todo se sintió bien. A pesar de tener sentimientos confusos flotando de aquí para allá al rodearlos, la tranquilidad llegó por un breve momento. Ese en el que no había preguntas, disculpas o reclamos, sólo se trataba de un reencuentro.

Hoseok tenía un enredo de preguntas que necesitaban respuesta, quería golpear a Jungkook por haberse ido en la peor oportunidad que tuvo para hacerlo, dándoles así a los dos mayores los peores meses que hubiesen pasado a lo largo de toda su vida. Quiso hacer tanto, gritar, reclamar, exigir respuestas, pero no pudo hacerlo. No teniendo a su mejor amigo llorando su alma entera al disculparse, no con él pareciendo frágil como si se tratara del mismo chico que conoció diez años atrás y sintió necesidad de proteger. Debía protegerlo una vez más, sin saber exactamente de qué estuvo convencido que era una responsabilidad que tenía.

-¿Dónde estuviste? -se atrevió a preguntar Taehyung al castaño, alejándose lo suficiente para poder ver los ojos de Jungkook correctamente.

Bajo otras circunstancias, unas normales, hubiera negado que extrañaría alguna vez esos ojos de corderito a medio morir, incluso se hubiera reído en la cara del menor a decirle que no había nada que pudiera extrañar de él. Pero estando así después de semanas sin verlos más que en sus sueños, la paz invadiendo su ser era algo que no podía negar. Estaba feliz con la oportunidad de poder verlos de nuevo, con que estuviera cerca.

-¿Podemos... Podemos entrar? Creo que, uh, hay personas viéndonos desde sus ventanas-. Y era cierto, Hoseok tuvo que dirigir su vista a cada una de las ventanas de sus vecinos para darse cuenta de que los estaban observando intentando esconderse tras las cortinas, muy discretos de su parte. Jungkook tomó las manos de ambos, atreviéndose a guiarlos dentro de la casa ajena -Conozco el camino a la sala de estar, vamos.

Subrepticio. ➳YK.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora