Min Yoongi

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Él gustaba de escuchar música con sus audífonos mientras leía su libro favorito debajo de aquel árbol de manzanas junto a la cancha donde solían jugar los más populares del instituto. Gustaba de la soledad, de su música que lo hacía sentir tranquilo, era tan jodidamente solitario, tan aburrido como un pedazo de papel en blanco, tan ordinario que nisiquiera una mosca se paraba a su lado. Y si, aquí se repetía la típica historia del nerd que sufría de bullying, a diferencia, de que él para nada era inteligente, el estudio también lo había abandonado.

—¿No te cansas de leer tus aburridos libros?

—¡Eres tan malditamente extraño!

Bajó la cabeza para evitar que golpearan su rostro, ya se había cansado de curar los golpes en su cara, cerró los ojos solo sintiendo como era tirado al suelo con brusquedad, golpeando las rodillas y rompiendo de nuevo sus audífonos. ¡Ah, su precioso libro cayó en el lodo!, fue lo que más le dolió.

—¡Es ridículo, vámonos ya!

Alzó un poco la mirada solo para ver alejarse a sus agresores, entre ellos iba un rostro muy conocido, él precioso muchacho de nombre, SeokJin quien también reía a carcajadas con sus amigos, recordando la manera en que nuevamente lo humillaron. Se levantó limpiando la suciedad de su ropa, tomo lo que quedó de sus cosas, como odiaba tener que comenzar de nuevo a leer su libro.

Cerró los ojos apoyando la cabeza en aquella vieja reja de la escuela, sacó su billetera y en aquella pequeña apertura guardaba dos cigarros junto a una fotografía del sonriente rostro de Kim SeokJin, uno de sus agresores, sí, Yoongi llevaba esa foto a todas partes a donde iba, sacó un cigarro, lo prendió, cerrando los ojos al llevarlo hasta sus labios, solo así se sentía relajado. Su alrededor se inundo por el olor a tabaco pero comenzó a sentir ese agradable aroma que él conocía muy bien.

Abrió los ojos, encontrándose con unos penetrantes ojos color avellana que lo observaban fijamente, sonrió ladinamente mientras extendía su cigarro sobrante al chico, quien con una tímida sonrisa acercó sus labios para que lo pusiera allí y lo encendiera para después sentarse a su lado.

—Lo siento.

—Silencio... no digas de nuevo tus falsas disculpas.

Yoongi le dio una calada al cigarro, no quería pensar en nada, solo en este momento junto a este mentiroso chico. Las palabras podrían no valer nada o esfumarse pero si seguía escuchándolas podría volverse loco encontrándoles la razón y no había nada de cierto en ellas.

—Solo quiero que sepas que tengo que hacerlo por ellos, no es mi intención lastimarte.

—Cállate y bésame.

La mano de Yoongi viajo hacía la nuca de SeokJin, la mantuvo ahí hasta que sintió los labios ajenos apoderarse de los suyos, su mano se aferró al cabello castaño, sus lenguas no tardaron en unirse, sus dedos se buscaron hasta entrelazarse.

—Yoon....en verdad lo siento.

Yoongi observo con el ceño fruncido al sonrojado chico frente a él, negó con la cabeza y sonrió.

—No finjas que te duele, eres tan hipócrita, tu boca solo expulsa palabras sucias.

Se levantó apagando el cigarro con su pie, se acomodo su chaqueta y se fue. No quería saber nada, nisiquiera de SeokJin, dolía, maldita sea, dolía hablarle así pero así eran como estaban las cosas.

Él no estaba totalmente solo pero prefería estarlo a tener que compartir un extraño amor junto a ese chico que cuando estaba con sus amigos lo humillaba, golpeaba y se reía en su cara pero que cuando estaban solos era tan sumiso y amoroso.

El no caería en una mentira solo porqué estaba enamorado porque dolorosamente, si, estaba totalmente enamorado de Kim SeokJin.

Tus labios sabor a tabaco| YOONJINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora