Kim Seokjin

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Él gustaba de estar rodeado de personas, amaba ser el centro de atención desde pequeño había sido así, odiaba estar solo y odiaba la violencia o al menos así era antes de conocer a sus ahora "amigos". Siendo tan atractivo como es, le fue fácil llamar la atención del grupo de chicos más populares del instituto pero había un problema, ellos molestaban a otros estudiantes.

Pero odiaba la soledad y el tabaco, mucho más que cualquier otra cosa.

No fue difícil reírse, tirarle agua fría a un pobre chico en un día friolento o humillar a muchos otros, no si obtenía amigos y su preciada atención. Él podía ser un maldito pero no estaba solo.

Corrió para ocultarse de la fuerte lluvia que caía. ¡Demonios y justamente hoy no cargo su paraguas con él!. Sus dientes comenzaban a chocar y su piel a erizarse, había un frío de los mil demonios. Llegó debajo del techo de un local cerrado, se escondió lo más que pudo, exaltándose cuando un estornudo sonó a su lado.

Giró su cabeza, pudiendo apreciar el perfil de un chico de baja estatura, blanco como la nieve, su chaqueta negra escurría de agua y también titiritaba, SeokJin quedó embelesado por aquél jovencito pero no se atrevió a hablarle.

Como cualquier otro día, caminaba en el centro de sus amigos, platicaban de cosas sin sentido pero de las que disfrutaba.

—¿Ya se enteraron del nuevo estudiante?

—Oí que es una total rareza.

—Vayamos a darle la bienvenida.

Y allí íbamos de nuevo a pasar el tiempo molestando a alguien nuevo, suspire, pude observar debajo de aquél gran árbol a un chico leyendo mientras escuchaba música. Mi corazón se detuvo cuando estando frente a él, supe que era el mismo de la otra vez.

Me quedé inmóvil solo observando como tiraban sus cosas al suelo, ellos rieron y yo también reí. Controlé mis deseos de acercarme a él, de poder hablarle, comencé a observarlo cada día y él siempre estaba solo.

Totalmente solo

SeokJin por primera vez en su vida quería estar solo, camino hasta llegar a la parte de atrás del instituto, se sobresalto al ver al blanquecino chico ahí, fumando con los ojos cerrados.

Algo que él odiaba

—¿Porque fumas?

Trago seco al darse cuenta de que había hablado en voz alta, los ojos negros del chico se enfocaron en él y quitó el cigarro de su boca.

—¿Y tú porque no me dejas en paz?

—¿Qué?

—Primero te ríes de mí, luego me observas, ¿Crees que no me he dado cuenta?, eres idiota.

—¡No me llames así!.

Y esa fue la primera vez que hablaron pero no fue la última.

La segunda hablo sin parar a pesar de que Yoongi no dijo nada ni una vez.

La tercera escucho música junto a él, compartieron audífonos.

La cuarta probó por primera vez un cigarro. No era tan malo como pensaba.

La quinta se besaron. Y fue maravilloso.

Pero sus amigos comenzaron a notarlo extraño y él no quería dejar de ser parte de el grupo de populares. Pero tampoco quería dejar de hablar con su chico.

Fue entonces que por primera vez también lo humilló, lo golpeó y sonrió.

—Escuche rumores de que es gay, que asco.

SeokJin desvío la mirada, él no quería que hablaran así de Min pero que más podía hacer, solo quería que el tiempo se detuviera mientras se besaban y fumaban juntos. Así eran como estaban las cosas y no haría nada por cambiarlas.

Los insultos de Yoongi le dolían, mucho más que los gritos de sus padres, mucho más que la primera vez que su padrastro lo golpeo hasta dejarlo inconsciente. Todo dolía más pero ahora sentía que pertenecía a un lugar y no quería estar solo, eso nunca. No otra vez.

Amaba a Yoongi pero éste siempre lo dejaba solo con sus demonios internos.

Y amaba tanto lo que odió una vez, volviéndose su adicción.

Tus labios sabor a tabaco| YOONJINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora