A la semana de empezar a salir con Mike, nos peleamos. Él era un maldito machista y posesivo, no me dejaba siquiera hablarle a Ray, el chico que en verdad me gustaba. No dejaba de seguirme a todas partes, no me dejaba opinar, divulgaba nuestro noviazgo, amenazaba con el suicidio si lo dejaba, y creía que él era lo mejor que me había pasado desde mi nacimiento. No sabía que no me dejaría vivir. Tras la pelea, me encerré en mi casa. No respondía el teléfono, ni miraba por la ventana. Llorando, cerré la puerta. De pronto, sentí olor a humo, y vi fuego. No llamé a los bomberos, pues ya no quería vivir. Solo dejé un mensaje específicamente a Ray: "espérame". Sentía como las llamas me iban consumiendo, en un cálido dolor. Morir de esta forma, pensé, es muy tranquilo. Antes de morir, vi un ligero arco iris, y sentí como al fin podía dormir en paz.
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Me desperté en una penumbra, muy tranquila. Deseé ver donde se encontraba Ray, y me encontré en mi propio funeral. Mike simulaba llorar, y treinta centímetros más abajo, Ray le daba unos últimos toques a un dibujo que hizo. Era un retrato mío. Sentí como una lágrima recorría mis mejillas, y me puse a cantar "Hikara Nara", y él parecía escucharme, porque empezó a tocar los acordes en una guitarra imaginaria. Desde ese día, en las noches canto para él la canción con la que parecíamos uno. A Mike, en cambio, le grito en medio de sus sueños, y me aparezco detrás de él cuando se mira al espejo. Y a su actual novia, me compadezco de ella.
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Ikanaide
Short StoryColaboración con @ConitoDeFresa Hecho en una tarde de amigas aburridas