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Maratón (1/3)

La mirada de Kate era triste y acuosa, me acerco un poco más a ella y tomo una de sus manos, acariciándole el dorso con mi pulgar, reconfortándola y animándola a hablar.

- ¿Quieres hablar de ello? -pregunte con voz dulce.

Kate asintió lentamente y comenzó a relatar lo sucedido.

-Se suponía que él y yo saldríamos ayer, luego de terminar de trabajar en el hospital. Pero entonces tú desapareciste misteriosamente y me preocupe-suspiró-. Entonces el me dijo que lo dejara pasar, que tu eres adulta, y que saliéramos de un puta vez-rió amargamente-. ¡Es obvio que solo quería follar! ¡Siempre fue eso!
-Tranquila cálmate, no vale la pena-murmure abrazándola y dándole un beso en la frente.

Su respiración comenzó a ralentizarse y a volver a su ritmo normal, y de pronto empezó a reír. La aleje para poder verla a la cara, y tenía pequeñas lágrimas, que seco rápidamente. Kate y su volubilidad. Primero grita, luego llora y al final ríe.

- ¿Sabes que le dije? -Negué con la cabeza-. Lo mande al diablo y le dije que tú eras mucho más importante que una jodida salida para follar.

La vi por unos segundos. Estaba hablando en serio. Si antes no me había dado cuenta, en este momento lo hago. Tengo la mejor amiga en el mundo.

- ¡Eres una ternurita! -Grite apretando sus mejillas- ¿Sabes que eres la mejor, cierto?
- ¡Si, lo sé!
-Te quiero mucho Kate-dije seria y viéndola a los ojos.
-Yo a ti también cariño. Pero... _____ a mi no me van las chicas-dijo soltando una carcajada y levantándose del sofá.
-Que chistosa eres. Sabes que no me refería a eso.

Kate se dirigió a la cocina y la escuche abrir el refrigerador y luego el tintineo de lo que seguramente eran vasos y jarras.

- ¿Te apetecería que vayamos a comer hoy? -la escucho gritar desde la cocina.

Me levante del sofá y con una sonrisa socarrona me apoyo en la mesada central. Y le respondo con arrogancia-: Lo siento Kate, pero a mí no me van las chicas.

Kate, quien estaba hurgando en el refrigerador, levanto sus ojos hacia mí en cuanto escucho mis palabras. Yo solo comencé a partirme en culo de la risa.

-Está bien, está bien. Me diste una cucharada de mi propia medicina. Punto a tu favor-se acerco a mí y chocamos nuestros puños.
-Amo que seas una buena perdedora-dije regodeándome de mi victoria.
-Sí, sí, sí. ¿Quieres salir a comer o no?
-Claro que si nena-dije y me di la vuelta para dirigirme a mi habitación.
- ¡Ah, y ____! Aun tenemos una conversación pendiente, no lo he olvidado.

¡Joder! Literalmente estoy frita.

Maltratada (Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora