Héroes de Leyenda (El clan de los osos)

Capítulo 2 (La revelación del Mago)

Capítulo 2 (La revelación del Mago)

Eiki entro al palacio y camino por los amurallados pasillos del rey, candelabros de bronce colgadas en las paredes iluminaban el lugar, mientras el joven apresuraba sus pasos por los anchos pasillos de mármol y granito un guardia salió a su encuentro y le ordeno que se detenga.

— ¿Oye que haces? Detente, el rey está sosteniendo una reunión con sus generales, no puedes pasar —expresó el guardia del castillo.

—Tengo algo muy importante que decirle al rey y sus generales, no puedo esperar, te ruego que me dejes pasar— dijo Eiki con una voz de carácter fuerte.

— Sea lo que sea no creo que puedas interrumpir al rey, debes esperar aquí si quieres hablar con él.

—Tú no sabes lo que ha acontecido, es muy importante, el pueblo está en peligro— respondió el joven valeroso algo enojado, he hizo a un lado al guardia, sin detenerse se dirigió con prisa hacia la sala donde el rey y los guerreros del reino estaban reunidos.

El guardia trato de detenerlo pero Eiki logro entrar a la sala del rey, abrió la puerta de golpe, llamando la atención de todos los presentes.

La sala del puño real, así le llamaban a aquella habitación donde el rey y los mejores guerreros se reunían para tratar asuntos importantes, el salón era enorme, con formidables ventanas de cristales azules y violetas, una mesa enorme con finos acabados de plata y bronce, sillas de maderas que rechinaban a cada uno de los movimientos que los formidables hombres hacían al moverse, en lo alto del techo colgaban un conjunto de lámparas de oro y plata que sujetaban candelas de ámbar que iluminaban toda la habitación.

El rey y su hija la princesa Helmi estaban sentados al centro de la mesa, el soberado portaba una corona de oro que relucía como el propio brillo de la belleza de la princesa.

—Mi rey, ha pasado algo, es muy importante lo que tengo que decirle— Exclamó el joven, mientras trataba de contener su agitada respiración.

—Quien osa entrar así a la sala del rey— Pronuncio Grexan Mushtard, el general de los jinetes Bisontes, quien era un prominente guerrero de dos metros de altura, barba y cabello negro largo, enormes y musculosos brazos que sostenían una afilada y pesada hacha de bronce.

— Mi rey este muchacho no ha acatado las órdenes, perdóneme no he podido detenerlo, él dice que tiene algo muy importante que decirle— refirió el guardia.

El rey asintió con su cabeza, Eiki estaba cansado y nervioso, los otros guerreros murmuraban.

— ¿Quién es este muchacho? Y porque ha entrado así con esa autonomía deliberada —Exclamo Kyleo Vingar; general del ejército de espadas, era el mejor guerrero con la espada, rondaba los 38 años, de cabellera negra, mirada penetrante y con un muy alto apego al valor y honor.

—Yo lo conozco — exclamó una voz ronca y aguda;

— El muchacho es Eiki, hijo de Luzion Regem antiguo capitán del ejército boreal quien junto a mi combatimos a los barbaros del sur y libramos batallas contra los trolls de Edepo sin mencionar a los osos, dejen que hable— dijo Terragon Mór el guerrero del hacha martillo, con su típico pelo y barba roja y una cicatriz en el rostro que él lo vociferaba como una caricia de la guerra.

En el salón por fin los murmullos cesaron y un leve silencio logro apoderarse del lugar por unos segundos, luego el rey se pronunció.

—Habla muchacho dijo el rey Ahaurum Ard, quien por la vejez el tono de su voz sonaba algo agitada.

—Mi rey, yo y mi fiel lobo hemos galopado sin descansar desde la bahía del hombre dormido, esta mañana yo llevaba provisiones para los pescadores pero al llegar a las colinas que descienden hacia las playas del mar Albor, pude ver que la pequeña aldea de pescadores había sido arrasada por seres que jamás he visto, todos los pescadores han muerto a manos de sus lanzas y espadas, cuerpos sin cabezas y sangre regada por los suelos es lo que queda de la aldea, sobre las aguas una flota de barcos ha encallado y una legión de merodeadores aguardan en las palayas.