Neón [Joerick]

1

A pesar de tener una agenda apretada siempre aparezco a tiempo dónde sea que me necesiten. No puedo ensayar tanto como los otros pero me he comprometido a reunirme en el sótano de Richard al menos una vez a la semana por el bien de la banda.

Hoy, después de un largo ensayo, un sudoroso Christopher nos cuenta porque no tenemos próximos conciertos.

—Erick dice que ya no podemos cantar en Neón... —comienza, con los ojos marrones fijos en Richard quién casi deja caer su gaseosa ante la noticia—... y no reservará más conciertos para nosotros.

—¿Por qué? —Richard ruge inmediatamente balanceando el líquido en su vaso.

—¿Por qué rompí con él? —la voz de Christopher es tan tranquila como siempre, no suena en lo más mínimo angustiado, lo cual es normal en él, sin embargo hasta hace poco Erick estaba obsesionado con la banda, con Christopher y había llegado a los extremos de dejarnos presentar en el club.

¿Todo eso acabó debido a que terminaron?

—¿Qué? Pero... pero él no tiene porque llegar tan lejos ¿verdad? —Richard chilló haciendo eco de mis pensamientos, se vuelve a mi para apoyarlo, sus ojos brillan por las parpadeantes luces del sótano encima de él.

—Creo que es un poco extremo —estoy de acuerdo—, pero también creo que Christopher le hizo algo muy malo.

—¡Chris! —Richard chilla desesperadamente—.  ¡No debiste engañarlo! ¿Ya no te quiere ni un poco? ¿No puedes pedirle un favor una vez más?

Christopher ni siquiera le esta prestando atención, está enzarzado en una conversación en su teléfono mientras teclea furiosamente, sus cejas se contraen y un ceño fruncido deja en claro que no va a considerar lo que Richard dijo.

—Joder, no —se niega después de la breve pausa—. Me dijo seriamente que no volviera a Neón a menos de que quisiera una paliza.

Richard niega con la cabeza para luego mirar su reloj.

—Bueno, joder, esto es una mierda. ¿Deberíamos seguir ensayando?

—Por mi no hay problema —dice Christopher girando un aro en su pierna con una mano mientras sigue enviando mensajes de texto con la otra—. El estúpido de mi novio está ocupado.

Richard y yo no tenemos mucho que decir, ambos compartimos una mirada de preocupación porque no nos agrada Zabdiel, el tipo es un psicópata. Nuestros encuentros fueron pocos y distantes pero nunca olvidaré la forma en que arrastró a Christopher fuera de su habitación una vez. ¿Atractivo? Seguro, pero personalmente no quisiera toparmelo con ese enorme cuerpo que tiene.

—Ustedes ni siquiera lo conocen —nos dice Christopher con voz marcada y socarrona, respondiendo a nuestro reservado silencio.

— Já —Richard se burla. 

—Esta bien, lo que le hizo a tu hermano no fue justo, pero esta trabajando en ello.

—Chris, el infierno se congelará antes de que yo crea que Zabdiel dejará de ser un agresivo.

—Que ánimos —respondió Christopher secamente, lanzándole a Richard una mirada peligrosa—. No es como si tu mejor amigo estuviera locamente enamorado y feliz por primera vez en su vida.

—¿Feliz? Pensé que estabas enojado con él porque nunca tiene tiempo para ti —le recuerdo porque ayer mismo Christopher nos envío un mensaje diciendo que ya estaba harto, todo porque Zabdiel no paso por él al campus y se quedo toda la tarde esperándolo.

—Estoy enojado con su amiga —aclaró Christopher mientras golpeaba lentamente una bocina, murmurando—. Perra insoportable, siempre quiere que la lleven en auto y Zabdiel simplemente deja que lo controle. No recuerdo que él fuera un chofer de zorras gordas.