Así que soporte dos días completos de aprensión nauseabunda... solo.
Johann y Yoandri se fueron a follar a Las Vegas así que no pude pedirles un consejo. Podría enviarles un mensaje de texto pero ya sé exactamente lo que dirán de mi situación: Johann, por un lado, estaría tan emocionado como siempre, me daría consejos lascivos e inútiles como cuando me dijo que le pidiera a mi ex que me metiera un dedo por el culo. Yoandri, por otro lado, estaría disgustado, ya puedo imaginar su rostro expresivo y horrorizado ante la difícil situación, él me regañaría y avergonzaría por siquiera considerarlo, me daría una buena charla sobre lo inmoral que es y me diría que debería abandonar la banda y todo resuelto... pero hemos llegado tan lejos. Cada uno de nosotros ha hecho grandes sacrificios para mantener la banda en marcha.
Casi un año atrás nos habían ofrecido un trato en una disquera, lamentablemente las cosas no funcionaron debido a la rodilla arruinada de Richard, ahora que estamos tan cerca de lograrlo todos podemos saborear el éxito a la vuelta de la esquina. Erick ha jugado un papel vital en esto, él ha sido una especie de manager, si él se va dejará un notable agujero en nuestra banda, uno que nos consumiría rápidamente si no lo llenamos.
Es por eso que a pesar de mis negaciones, mi sexualidad y mis obligaciones morales, me encuentro sentado en el estacionamiento del club Neón a oscuras horas de la noche comparativamente muertas. A medida que el reloj marca más cerca de las nueve me paso los últimos minutos debatiendo esta experiencia inminente. Sé que uno de los mayores obstáculos mentales es el hecho de que ni siquiera me conoce; claro, me ha visto de pasada pero nunca hemos hablado, siempre me llama por el nombre equivocado, sus ojos se vuelven vidriosos sobre mí en su búsqueda habitual por Christopher y esos pensamientos me irritan, pero la banda cuenta conmigo.
Me preparó para lo peor mientras repaso las únicas cosas que sé sobre Erick; es jóven; trabaja en un club extravagante llamado Neón; tiene el cabello negro y desordenado; sus ojos son verdes, grandes y redondos; su cara es suave y marcada, masculina e infantil; no tiene mal aspecto pero no es mi tipo.
Y tengo un tipo muy específico.
Poco profundo, vano, como sea que me llamen pero no puedo evitar que me atraigan cierto tipo de mujeres: morenas altas, entre más grandes sean las tetas, mejor. Me encanta el aspecto de un vestido ajustado que abracé las caderas, tacones, perfume, todo eso me vuelve loco, aunque recientemente descubrí que no soy su tipo. Con más de una decena de rupturas en mi haber pienso en la razón por la que siempre se dan: soy demasiado amable. Sí, están interesadas en el Joel que esta en la banda; el Joel que tiene un buen auto; el Joel que tiene dinero. No les interesa el Joel que les abre la puerta; el Joel que estudia mucho para tener un buen trabajo bien pagado. Ellas quieren al Joel que les compra obsequios y las ayuda con sus problemas y les da su contraseña de Netflix. Al parecer la bondad es un factor decisivo.
Ya había pensado en salir de mi zona de confort y empezar a conocer chicas fuera de la escena del club pero nunca me imagine esto, Erick está tan lejos de mi zona de confort que ni siquiera aparece en el radar.
Súbitamente notando que el reloj marca las nueve y cinco gimo en voz alta. Esto va a pasar... y será mejor que termine pronto. Aunque estoy nervioso también estoy resignado, ya he pasado horas agonizando por mi destino y diciéndome como superarlo, es decir, follaré con un hombre así que sólo cerraré los ojos e insistiré mentalmente en que no está sucediendo.
Cuando entro por las puertas del club un gorila de cuerpo robusto me da problemas, usualmente entro por la puerta lateral con los chicos así que no reconozco a este tipo.
—ID —exige haciendo un gesto de impaciencia con la mano mientras busco mi billetera en mi bolsillo trasero.
—No voy a beber —le digo entregandole la identificación de todos modos. El gorila gruñe como si hubiera tenido el peor día de su vida y mi comentario es la gota que derrama el vaso.