✿D O S✿

583 74 22
                                    

Advertencia: Esta historia presenta contenido homosexual. Si no es de tu agrado, te pido que no leas.

Disclaimer: Los personajes pertenecen al musical Hamilton. Solo los ocupo para entretener.

Ship: Lams (Hamilton x Laurens).

______________________________________

Durante toda su vida, John había odiado el ser pecoso ¿La razón? Pues las constantes burlas que sufrió en su época escolar.

Y sí. Él sabía bien que no debía estancarse por lo mal que estuvo en esos tiempos y no dejarse llevar por los comentarios de unos niños posiblemente envidiosos y desesperados por llamar la atención. También tenía claro que debía amarse tal y como era, que la belleza interior era la que realmente importa, que la belleza era subjetiva, y otras sandeces más.

Pero simplemente no podía dejar de odiar esas horrendas pecas que cubrían todo su rostro y que se extendían hasta el cuello. Tenía tan grabado en su cabeza esos insultos ya le era imposible borrarlos.

Tal vez se seguiría odiándose hasta el día de hoy si no fuera por Alexander.

Lo conoció en un bar hace un par de años. Congeniaron tan bien que de ese bar salieron siendo mejores amigos. Y bueno, una cosa llevó a la otra y terminaron siendo pareja.

Laurens estaba feliz, muy feliz. Pero había algo que siempre opacaba los buenos tiempos: Sus pecas. Por mucho tiempo sintió miedo de que Alexander le asqueara ese horrible defecto, pero nunca se lo dijo, al menos no sobrio.

Pasó en el cumpleaños de Lafayette. Él tomó tanto como su cuerpo le permitió, y como buen novio que era Alex, lo cuidó como si fuera un diamante. Lafayette les permitió quedarse en su habitación por el bien estar de John -quien siempre cometía atrocidades al estar ebrio-.

De un momento a otro, de estar riéndose como un loco pasó a llorar como Magdalena.

— ¿Por qué lloras? —le preguntó mientras le quitaba unos mechones de su cara.

—Odio estas horrendas pecas—contestó luego de tranquilizarse—. Un día lo notarás y me tendrás asco, y me dejaras y...

Alexander lo calló con un beso en la frente. Para luego mirarle fijamente con una sonrisa, mientras acariciaba sus mejillas repletas de pequeñas pecas, que, a su parecer, eran muy lindas.

—John, yo nunca he pensado que esas pecas sean horribles—habló él con suavidad, abrazando el cuerpo del contrario—. Al contrario, pienso que te hacen más tierno de lo que ya eres. Tal vez sean una de las cosas que más me gustan de ti.

— ¿De verdad?

— ¡Claro! Tú sabes que jamás te mentiría.

Desde entonces, John dejó de sentirse mal cada vez que se veía al espejo. Desde entonces, dejó de escuchar esa voz que le repetía lo horrible que era. Desde entonces, nunca más se sintió acomplejado por sus pecas.


(N/A): Perdón por las posibles faltas ortográficas y gramaticales.

425 palabras.
Publicado el 07/12/2017, a las 22:13 p.m.

So cute!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora