Capítulo I : Rem

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Salgo de mi apartamento, cierro la puerta con llave y me dirijo a la oficina.

Hoy tengo la presentación de la nueva gestión de redes sociales de la empresa, y aunque no me fascina especialmente, tengo la sensación de que esta vez podré demostrar todo mi potencial.

Llego a la empresa y medito durante unos segundos si coger el ascensor o las escaleras. Me decido por el ascensor.

—¡Kira, espera!— grita una voz ronca que reconozco de inmediato.

—Buenas, Ian.

No puedo evitar sonreír al verle.
Le conozco desde hace 7 años y parece que fuese ayer el día en que nos juntábamos para jugar al juego del "Asesino" en el patio.
Recuerdo haber pensado en ese entonces que era más listo de lo que jamás podrían imaginar los demás compañeros.
Y acerté.

—¿Lista?— pregunta él mientras se intentaba peinar su alborotado pelo castaño oscuro.

— Sí, claro...—digo con ironía.

Sonríe de la manera en que sólo él sabe y dice:
— Lo bordarás, no sé cómo, pero siempre lo haces.

Me giro para verle y dedicarle una sonrisa a modo de gracias.
Le observo durante unos segundos y le noto más contento de lo normal , es ahí cuando recuerdo que para él, hoy, también es un día especial.

—Por cierto, Felicidades Ian—digo dedicándole una última mirada y girándome hacia delante para bajar del ascensor.

— No puedo creer que te acuerdes...—dice mirándome boqueabierto—.
Muchas gracias y suerte, la necesitarás.

—Gracias–digo esbozándole una última sonrisa mientras se cerraba la puerta del ascensor.

Podría haberle dicho que no era que me acordase de cuando cumple años con su pareja, sino que siempre supe leer sus microexpresiones.
Pero eso él nunca lo sabrá.

Me doy un poco de prisa para llegar a la oficina antes que nadie, hasta que recuerdo algo.

«Mierda» susurro para mis adentros.

Me había dejado los documentos con toda la información sobre los resultados que había obtenido durante estos meses de trabajo en mi oficina.
Son las 3:47 pm y la reunión empieza a las 4 pm.

«Tengo tiempo» pienso.

Camino rápido para coger el mismo ascensor que antes pero está ocupado, doy media vuelta y me dirijo a la otra punta de la planta para coger el ascensor viejo que nadie suele coger y bajar de la planta 5 a la 1.

Llego y veo a una chica que está esperando el ascensor.
Subimos las dos y antes de que se cierre la puerta, busco el móvil en mi bolso para escribirle mi drama a Ian.
La chica que me acompaña mira mi bolso y hace una mueca, sale del ascensor corriendo y nada más salir ella se cierran las puertas.
Imagino que se habrá dejado algo y sigo escribiendo.

De golpe se para el ascensor, se apaga la luz de éste y se encienden las luces de emergencia inmediatamente.

«Genial, ¿podría ir mejor el día?. Pregunto.» pienso.

Le doy al botón de emergencia para pedir ayuda pero no se escucha nada.

—¿Hola? Me he quedado parada en el ascensor...—digo hasta que me empieza a costar pronunciar cada palabra.

Se me empieza a emborronar la vista y lo último que consigo ver es la luz del móvil conforme Ian a respondido a mis mensajes.
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—Eh— oigo decir desde la lejanía.

«¿Un chico? ¿Ian?» pienso mientras intento abrir los ojos pero todo es oscuro.

Intentó hablar pero no puedo.
Intentó moverme y tampoco.
Estoy amordazada, atada y con una venda en los ojos.

—Mmmh...Mmmh...Mmmh—intento decir algo aún teniendo la venda.

Empiezo a imaginarme paranoías en mi cabeza; ¿me han secuestrado? ; ¿por qué? ; ¿quién? y ¿cómo?

Intento calmarme e intento adivinar dónde estoy mediante la escucha.
Se oyen pájaros a lo lejos, con las manos logro tocar la hierba que hay debajo de mí, estoy atada a un tronco y parece ser que no hay nadie cerca.

«Ojalá hubiese sido más asidua a ver programas, series o películas dónde explicaran como romper una cuerda sin ningun elemento punzante» pienso.

Pasan unos minutos y oigo pasos que se dirigen hacia mí.

—Escucha— oigo decir a una voz grave de chico.

—Voy a quitarte primero la venda de los ojos. Te haré unas preguntas y quiero que parpadees una vez si la respuesta es sí y dos si la respuesta es no. Espero que haya quedado claro.

Trago saliva y espero a que me quite la venda.
Tengo miedo, hambre, sed y sobretodo un desconcierto invadiendo cada parte de mi mente.
Aún así, decido centrarme en obedecer y conseguir salir de aquí ilesa.

Me empieza a quitar el nudo de la venda hasta que por fin puedo abrir los ojos.

— Ahora te voy a empezar a preguntar. ¿De acuerdo?

Le observo durante un par de minutos, y parpadeo una vez para darle a entender que sí le he escuchado.

Es un chico con el pelo negro alborotado, ojos verdes y una mirada inexpresiva. Por su cara y su constitución parece tener o la misma edad que yo o ser un poco más mayor.

Se gira a un lado durante un momento, y logro ver un piercing helix en su oreja izquierda.
En cuánto se gira a la derecha logro ver en su oreja derecha un pendiente de aro y una pluma negra colgando de él.

Se gira hacia el lado derecho, mete la mano en su bolsillo y logro apreciar los tatuajes de su antebrazo aunque sin entenderlos.

—Hemos de ir rápido— dice el chico mientras mira hacia ambos lados preocupado.

— Primero, ¿Sabes dónde estamos?

Parpadeo dos veces.

—Bien. ¿ Tienes idea de por qué podrías estar aquí?

Parpadeo dos veces.

—Vale. Vas a venirte conmigo. Sabiendo lo que sé ahora sobre ti, no puedo dejarte aquí.
Al fin y al cabo, eres como yo;
Un competidor del torneo Hydra.

«Eh...¿Qué?» pienso sin entender nada de lo que dice el chico.

Le observo— ya que es lo único que puedo hacer—mientras recoge sus cosas y habla por una espécie de micrófono a la vez que ríe.

— Nos vamos ya, tenemos un largo recorrido por delante.

«¿Me vas a desatar o qué?» pienso para mis adentros.

— Ah, cierto.

Noto calor en mis muñecas y piernas, hasta tal punto que empieza hasta a quemarme, me giró para ver qué pasa y veo llamas de fuego quemando la cuerda.

Le dedicó una mirada al chico y lo empiezo a entender.

Él, no sé cómo, ha creado fuego, ha quemado las cuerdas...

«¿Ha creado fuego?» pienso sin poder vislumbrar nada.

«¿Cómo? Es imposible, pero a la vez no, ha pasado, lo ha hecho, ha hecho movido la mano y ahí estaba, fuego. Creado de la nada».

—Sé que estás perdida, pero tranquila. En cuángo lleguemos a Drum, lo entenderás todo, Kira.

«¿Sabe mi nombre? ¿Quién es y por qué no le reconozco? ¿Por qué no reconozco absolutamente nada?» pienso a la vez que estoy saturada con tantas incógnitas.

— Me llamo Rem, olvidé decírtelo— dice él con una sonrisa ladeada.

La última cenizaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora