En un barrio de Madrid llamado Kabul, cada año salían nuevos inspectores de la Academia de Ávila rumbo a la comisaría de Distrito Sur; una de ellas fue la Inspectora en prácticas, Miralles, Claudia Miralles. Ella fue una de las primeras mujeres policías del país y junto a ella la Inspectora en prácticas Ibarra, su amistad traspasó barreras y se hicieron inseparables.
Con los años la Inspectora Miralles, ascendió a Inspectora Jefe y con su nuevo cargo no tardó en llegarle su primer caso, pero no uno cualquiera, no, el mas complejo hasta ahora de su carrera.
-Miralles, ¿dígame?
-Tengo secuestrado al Oficial Guevara si lo quiere con vida, no me busque, porque si no lo mato, ¿entendido?
El secuestrador se mantuvo firme hasta el final de la llamada, quería demostrar poder ante la Inspectora, y esta atónita por lo ocurrido no tardó en dar el aviso a sus compañeros.
-Todo el mundo a la sala de reuniones, han secuestrado a uno de los nuestros- este mensaje de texto fue enviado a todos y cada uno de los agentes a su cargo.
-Bien agentes, hace una hora mas o menos recibí una llamada de un número oculto. La persona que llamó tomó muchas precauciones para ocultar su número y su voz, por lo que no sabríamos reconocer al secuestrador.
-Perdón inspectora, ¿secuestrador?- preguntó uno de sus agentes bastante preocupado.
-Efectivamente Rodríguez, han secuestrado a el Oficial Guevara...
Un silencio atronador inundó la sala, pero al instante una gran avalancha de preguntas se dispararon a la Inspectora.
-¿Cómo que a Guevara?
-¿Cómo ha ocurrido?
-Un poco de calma, ¡por favor!- gritó la Inspectora bastante nerviosa.- Os necesito al cien por cien, hay que formar el operativo cuanto antes, Rodríguez, Antunez, Aguirre conmigo, los demás a trabajar, buscad todo tipo de sótanos a nombre de personas falsas, estoy segura de que lo tienen ahí.