Capítulo 1

36 2 0
                                    

-No... no me dejes ahora... no me dejéis sola otra vez.... -se oía una voz femenina a la vez que ésta sollozaba.

 Era un día soleado y tranquilo, algo muy raro en la ciudad, ya que en esa ciudad casi siempre estaba nublado y muchas veces llovía. Era conocida como la ciudad triste porque hay una leyenda que cuenta la razón por la que el clima cambió a la que es normalmente. Según se dice, la ciudad antes no era así, decían que antes tenía mucha actividad y atraía a muchos turistas que estaban de paso.

La ciudad se encontraba al lado de un bosque al que la gente no se atreve a pasar porque se dice que está embrujado, ya que la criatura causante de tal cosa de la ciudad se había refugiado allí.

Una familia se mudó a Moltrid (NA: se llama así la ciudad -3- no lo dije antes, lo sé) hace poco. En esa familia habían dos hermanos mellizos. Uno de ellos era rubio con el pelo ni corto ni largo y tenía los ojos azul grisáceos; el otro tenía el más o menos igual que su hermano pero era castaño claro, sus ojos son verdes. El padre de ellos tiene el pelo castaño claro y los ojos grises. La madre tiene el pelo rubio hasta la cintura y los ojos azul verdosos.

Cuando llegaron a su nueva casa, los dos hermanos salieron corriendo del coche para investigar su nueva casa y su territorio. Era una casa grande de dos pisos y era blanco. Tenía un jardín bastante amplio y bonito, parecía bien cuidada. Los niños de 7 años estuvieron durante bastante tiempo jugando en el jardín mientras que sus padres estaban acomodando los muebles necesarios, ya que la casa estaba amueblada. La madre, mientras acomodaba los libros en un estante, vio que en uno de ellos estaba llena de libros un poco antiguos pero que todavía se conservaba, y eso le pareció raro porque la casa estuvo deshabitada por 15 años, si no recuerda mal.

Mientras tanto, con los niños, se adentraron en un laberinto que tenía el jardín. Cuando llegaron al centro, pudieron ver que había un manzano muy grande y viejo que parecía que todavía daba frutos en el centro de una miniplaceta que consituía el centro del laberinto. Se quedaron admirando el gran árbol que tenían enfrente hasta que vieron un conejo pasar. El rubio corrió tras el conejo (NA: como en Alicia en el país de las Maravillas xD) para intentar atraparlo, y el castaño lo estaba llamando a la vez que lo seguía. Cuando llegaron al otro lado del laberinto, vieron que había un descampado entre medias de un bosque y el jardín de su casa. Se acercaron al bosque y estuvieron observándolo desde la frontera. Cuando pensaban adentrarse, una voz los estaba llamando para que entren a la casa, ya que estaba anocheciendo.

Cuando los niños volvieron a la casa, se encontraron con que la mayoría de las cosas ya estaban colocadas. Se fueron a la cocina porque iban a cenar ya.

En la cena, estuvieron hablando de cómo veían la casa, aunque la madre parecía un poco ausente. Ésta se disculpó ya que decía que estaba cansada. Cuando salió de la cocina se dirigió a una habitación en especial. Al entrar, le llegaron recuerdos de su infancia. Estuvo observando la habitación durante unos minutos y vio que los muñecos seguían en el mismo lugar donde lo dejaron antes de irse de esa casa por la desaparición de su hermana menor. Desde aquel día no se supo nada de ella. Lágrimas comenzaron a caer sin parar, su hermana y ella eran muy unidas la una a la otra. Le dolió mucho cuando se enteró de su desaparición y al parecer no se había recuperado del todo de aquel acontecimiento. Pero su hermana no fue la única que desapareció, también desaparecieron uno de sus amigos y la mejor amiga de su hermana. Dieron como muertos a los tres porque encontraron el cuerpo del chico inerte en las afueras del bosque que tenían al lado.

Alguien entró al cuarto en el que estaba la madre.

-Mamá- la nombrada se asusta y sale de sus pensamientos y recuerdos- ¿Qué haces aquí? Este no es tu habitación, ¿no?

-No, esta no es mi habitación, solo estaba de paso- le contesta la madre con una sonrisa triste.

-¿Por qué estabas llorando, mamá?

-Te contaré la razón otro día, que ahora es tarde y estamos todos cansados del viaje y la mudanza- contesta sonriendo tiernamente y acariciando la cabeza de su hijo.

-Vale mami, me lo prometes eh- dice sonriendo el niño sonriendo alegremente y bostezando a la vez.

-Te lo prometo, cariño.

Al día siguiente van a la ciudad para conocerlo porque irían a vivir en esta ciudad, aunque la madre ya lo conocía y le daban tanto buenos como malos recuerdos. Se dirigieron a la plaza central, compraron el almuerzo para luego seguir con el paseo. Cuanto más andaban, la madre se daba más cuenta de que había cambiado mucho desde la última vez que estuvo allí. Pasaron por delante del lugar donde iba a ser el nuevo colegio de los chicos.

Al terminar con el paseo, se quedaron descansando en un parque que había cerca de la frontera de la ciudad. El parque era más un descampado que cualquier cosa, pero se podía percibir la tranquilidad que ella necesitaba.

Volvieron a casa después del gran paseo que hicieron por el día. Estaban todos cansados, así que se fueron a dormir después de cenar algo sencillo.

Mientras todos dormía, el niño rubio empezó a escuchar una voz que parecía que lo estaba llamando a través de su sueño. Empezó a seguir la voz y ésta lo llevaba hacia el jardín. Sin pensarlo dos veces, el niño salió al jardín para buscar al propietario de esa voz. Era una voz que no lo asustaba tanto, era una voz dulce y suave que parecía ser de una niña o una chica.

Al llegar al templete, pudo ver a una chica algo más mayor que él. Pudo contemplar que tenía el cabello largo, ondulado y rubio tirando a dorado. No podía ver bien su cara desde el ángulo en el que estaba.

 Sin querer, pisó un palo, la chica se asustó y se fue corriendo a algún lugar desconocido para él.

El niño volvió a su habitación con la curiosidad latiéndole por saber quién era esa chica. No pudo dormir en lo que quedaba de la noche. Sólo pensaba en si mañana la volvería a ver y poder hablar con ella.

MoltridDonde viven las historias. Descúbrelo ahora