Se veía a dos niñas arrodilladas ante un cuerpo ensangrentado. De repente se oyó un ruido detrás de ellas. Asustadas, se pusieron de pie en guardia por si les atacaba algo. Vieron en la oscuridad unos ojos rojos que los miraba atentamente y se iba acercando a ellas.
~.~.~.~.
Al amanecer, la madre tenía malos presentimientos con uno de sus hijos, pero no sabía lo que iba a pasar. No creía que fuera a ser lo mismo de hace 15 años, sería demasiada coincidencia que fuera eso, aunque presentía que no iba a ser nada bueno, de hecho cree que es algo de lo que tiene que estar atenta y no quitar el ojo a ninguno de los dos.
El castaño fue a la habitación de su hermano porque era extraño que no se hubiera levantado antes que el. Su hermano era siempre de los primeros en despertarse y ayudar a la madre a hacer el desayuno. Pero esta vez era distinto. Al entrar en su habitación se encontró con que todavía seguía durmiendo, pero se fijó que no tenía buena cara. En un intento de despertarlo saltó encima de él gritando. Como respuesta sólo recibió un gruñido. Intentó de otra manera.
-¡John, despierta, que ya es de día!- decía el castaño riéndose y quitándole la manta a su hermano.
-Michael, déjame- decía el rubio sin abrir los ojos e intentando recuperar su manta perdida y robada.
-¿Sabes? Es extraño que tú seas el último en levantarse, siempre eres de los primeros- decía Michael sentándose en el borde de la cama.
-Tengo sueño, no pude dormir bien esta noche...
-Mm... Qué habrás estado haciendo- decía pícaro.- Esta noche se oyeron pasos por el pasillo, no habrás sido tú ¿verdad?
-Puede que haya sido yo, me desperté a media noche porque se oía una voz, ¿tú no la oías?
-La verdad es que no oí nada, ¿no será que te lo habrás imaginado?
-¡No! Quiero decir... que había salido al jardín guiado por esa voz hasta llegar al minitemplete que hay en el centro del laberinto. Había una chica allí...
-¿Cómo que había una chica? ¿Cómo era?- no dejó terminar de hablar a su hermano.
-Esto... no pude ver bien cómo era, pero recuerdo que tenía el pelo dorado, largo y ondulado. No pude ver su cara porque estaba de espaldas a mí. Aparentaba tener unos pocos años más que nosotros.
-Uhm... la próxima vez que escuches esa voz me despiertas, que yo también quiero escucharlo y saber quién es esa chica- decía el castaño ilusionado.
-Eso si te consigo despertar...- se ríe su hermano de él.
-¡Oye! Que si me despiertas me despierto, ¿sabes?
-Eso ya lo veremos, Michael- dice burlándose de él.
Después de la supuesta discusión de hermanos, John baja a desayunar e ir a jugar a algún lugar de la ciudad con su inseparable hermano. Al llegar a un parque cercano, John se para de repente a ver quiénes había en el parque. Fue mirando de un lado al otro como analizando como es hasta dar con una persona que se le hacía muy conocida. Estuvo intentando recordarlo. Michael se dio cuenta de que su hermano se quedó mirando a un lugar en concreto y dirigió su mirada al lugar donde miraba para saber qué es lo que le llamó la atención al niño. Se encontró con un grupo de chicos algo más mayores que ellos. Estuvo mirando alternativamente a su hermano y al grupo para ver si miraba a alguien en concreto. Se iba a dar por vencido hasta que dio con la persona a la que no dejaba de mirar. Era una chica con el cabello color miel y ojos grises, cree que es de la misma edad que los del grupo.