Prefacio
500 años atrás la guerra entre yokais y humanos se desató, la incomprensión, el egoísmo y el miedo fueron los detonantes, nadie podía soportar algo que no era igual a ellos, eso sólo significaba terror.
Durante 50 años las masacres continuaron, los bosques y campos ya no eran verdes sino de un color carmesí, hasta que una sacerdotisa decidió poner fin a toda esa matanza sin sentido.
Midoriko era una mujer joven pero no por eso ingenua, a sus 20 años comprendía la situación, como humana que era debía apoyar a los suyos pero no lo hizo, sus pensamientos y sentimientos corrían más profundos, ella amaba a todo ser vivo fuese yokai o humano, ¿por qué poner diferencias?.
Su corazón lloraba al ver niños o cachorros entre los muertos, los seres más puros de la naturaleza, sin maldad ni codicia; por eso decidió poner fin a todo. Marchando al alba junto a su fiel compañera, una mononoke -que un día salvo de las manos de unos aldeanos furiosos, después de curarle las heridas encontró en ella una amiga- pero no pudieron hacer gran cosa, ambos bandos estaban cegados y no verían más allá de sus intereses.
Midoriko encaró al general humano, intentando hacer que reaccionara y a pesar de ser muy querida y respetada su pedido no fue escuchado pero ese pequeño descuido al estar hablando hizo que un yokai le atacara, el golpe pudo ser mortal sino hubiese intervenido la mononoke, quien recibió todo el daño. La mujer dolida por la agonía de su compañera se arrodillo y abrazó con fuerza la cabeza peluda, rogó en silencio que le diesen el suficiente poder para detener la guerra y se le fue concedido.
Años después se contaría como una sacerdotisa purifico corazones a expensas de su vida y de cómo una perla se manifestó por su sacrificio, una perla que se perdió entre las páginas del tiempo.
Muchos dicen que la perla nunca existió, otros dicen que la mononoke la protege en lo más profundo del mundo y los demás que fue lanzada al monte Fuji para destruirla...
Pero, ¿qué paso en realidad con tan preciada perla?.Desapareció.
Y resurgirá cuando el equilibrio esté a punto de romperse.