2

6 0 0
                                    

Al día siguiente del terrible suceso, Elías en busca de una forma de evadir sus problemas, que no sea su querido y amado ajedrez, camina treintaicuatro calles hasta llegar al bar subterráneo, Mississippi, al entrar su vista se va hacia la barra de tragos, sin pensarlo dos veces va y le pide al hombre que servía los dichosos tragos, una cerveza, la única vez que él había tomado alcohol fue la vez que sus compañeros del secundario lo obligaron a tomar Fernet, una bebida alcohólica Argentina, después debido a su amargo sabor nunca quiso tomar alcohol otra vez, hasta ahora, consumido por el dolor, lógicamente en busca de anestesia, agarra el tazón de cerveza que el hombre le acaba de servir, y se toma la mitad de un tirón, al mirar para los costados, ve sentada a su derecha a una chica muy atractiva de unos dieciocho años, la cual lo estaba mirando y le sonreía, cuando hicieron contacto visual, la chica hizo un gesto invitandolo a sentarse con ella en una de las mesas del bar en la que ella estaba sentada, Elías con la cerveza en la mano fue caminando hasta la chica, y ella exclamó.
-¿te conozco? .pregunto sonriente
Elías hizo un gracioso gesto de duda
-Lo siento, ¿como te llamas? Dijo la chica
-Elias, no creo que me conozcas- dijo escapando una risita nerviosa. Nunca vine a este bar
-Yo soy Sidney- dijo- ¡Lo que pasa es que eres super parecido al chico ese que vende los boletos en el cine!-soltó una carcajada
Elías también se rió por cortesía
-Lo que pasa es que eres igual de atractivo que él- dijo con un aire de coqueteo.
-¿En serio? Pues muchas gracias- le dijo Elías tratando de sonar educado.

Esa chica no era del tipo de mujer que le atraía a Elías, ella vestía muy elegante con un vestido negro, medias de red y llevaba los labios de rojo, sin hablar del excesivo maquillaje que llevaba, a él le gustaban las mujeres más naturales y vestidas más casuales, a los ojos de el , y seguramente solo de el, la veía como una prostituta, aunque no lo fuera, esa impresión le dió a Elías, de que esa chica estaba muy necesitada y por esa razón le está coqueteando. Él tratando de salir de esa situación dijo.
-Sabes algo mi-mi novia me espera en el auto, solo vine para conocer el lugar, debería ir yéndome pero fue un placer conocerte- entonces se fue hacia la puerta caminando sin haber esperado respuesta de la chica.

Sidney le dijo adiós riéndose burlosamente.Al salir del bar Elías cómo no quería volver a su casa se fue al parque.
Al entrar se sentó muy cerca de una mesa en la que había un grupo de chicos, que parecían estar borrachos, el se les quedó mirando, hasta que un muchacho con apariencia callejera se le acercó y le dijo.
-escúchame te ves triste, ¿Tenés muchos problemas amigo? Mira yo era igual que vos, pero tengo algo que te puede ayudar,-dijo el muchacho tratando de manipularlo.-ven conmigo
Elias lo siguió aunque sabía que era una mala idea, pero la tentación y la curiosidad le ganó.
-Mira amigo, tengo LSD, te va a hacer ver las estrellas, ¡tienes que probarla amigo!-exclamo, y siguió-solo cuesta $40 cada plancha, ¡Una oferta especial y de la mejor calidad!
El no lo pensó dos veces, sacó de su billetera $50, y se los dió al muchacho

-amigo no tengo diez pesos para darte, pero mañana te devuelvo lo que te debo- Dijo el muchacho

Elías no dijo nada, solo agarró la plancha, y empezó a caminar en dirección a su casa con la mente en blanco. Pero ¿Cómo Elías pudo haber Sido tan estúpido para aceptar drogas así como así de un dealer que ni conoce? La verdad, ni el es conciente

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 12, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Dependencias Parlantes (capitulos nuevos todos los dias)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora