Uno de los sueños más hermosos que se han grabado en mi memoria, es uno un tanto triste, puede que a muchos solo les parezca una tontería pero en el momento que llego a mi vida me dejo marcado por días.
Así mismo, mis compañeros saben con cuan entusiasmo contaba que sucedió en aquellos segundos que duro.
y mis amigos mas leales, los que pertenecen a la secta de lunáticos y personas fuera de este mundo saben cual fue el detalle que mas me encerró en mi mismo durante varios atardeceres.
Les pasare a contar, tal cual como lo recuerdo, así como en mi mente sigue tatuado y creo que jamás se ira.
Estaba sentado sobre un precipicio, sabia de la existencia del infinito debajo de mis pequeños pies, cubiertos con mis zapatillas favoritas, aquellas a las que con esmalte les pinte el "idiota" pensando que reflejaría mi alma en cada paso.
Estaba en una completa oscuridad, pero, el sonido del agua invadía mis sentidos, y el ardor en mis brazos me dejaban un tanto petrificado.
De a poco cual sonrisas pícaras, unas pequeñas luciernagas, las cuales jamás vi en la vida, comenzaron a danzar por todo el lugar, dejándome embellazado con su cálido brillo, quería tocarlas, encerrarlas en mi, así quizá llenarán de luz mi ser.
Al ver el reflejo de una, note que había agua, el agua que estaba oyendo segundos antes, estaba bajo mis pies, y habían unos bellísimos peces, nadaban tan pacíficamente que me invitaban a unirme a ellos, aunque algo me decía que si entraba allí jamás despertaría.
El ardor en mis brazos se hizo mas presente cuando un brillo de aquel pequeño ser se poso sobre mi, quemaba.
Pude notar como de mis tan heridos brazos brotaba la sangre, llegando esta a mezclarse con el agua, tiñiendola. Los peces huían de ella, huian de mi.
Mis venas comenzaban a vaciarse, me sentia debil, y el brillo se iba apagando estaba muriendo, estaba despertando.
Abrí mis ojos exaltado deseando que aquel sueño, mezclado con esa amarga pesadilla solo haya sido producto de mi imaginación, al poder ver mi habitación, tal cual la deje en la noche, respire aliviado, me volvía el alma al cuerpo, estaba vivo, estaba a salvo.
por las dudas no pude evitar mirar mis brazos en busca de aquellas heridas. No había nada.
Me pase casi todo ese día revisandolos de vez en cuando, por si aparecía alguna marca, o si veía una nueva herida.
Aunque... sabia que las luciérnagas me sonreían desde mi espalda, ocultas, esperando a que esa escena salga de mi mente, para fundirse en la realidad.
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Sueños y otras pesadillas.
De TodoMis mas hermosos sueños amados por esas terribles pesadillas.