uno.

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Verano de 2014.

•Miranda•

— ¡Vamos, vamos pequeña traviesa! — Exclamó mi mamá, abriendo las cortinas de mi habitación — 16 años y sigues sin poder levantarte sola.

— Ay mamá — Abracé mi almohada, tome mi cobija y me voltee hacia el otro lado — Ya no vale la pena ir a la escuela... Acabamos las clases y la verdad no vale la pena ir.

— Las clases acabaron pero recuerda... nunca sabrás cuando es la última vez que veas a alguien — Me miro ella mientras yo fruncía el ceño, sabía que tenía razón, nuestra vida jamás había sido estable.

Mi nombre es Miranda Chloe Fernández Thompson. Si, mi nombre es ridículo. Mi papá es latino, no sé exactamente de qué parte. Sospecho de Mexico o Colombia, jamás habla de su vida o pasado. Lo poco que sé de él es su aspecto, porque ha cambiado tanto que ya no sé quién es. Es un hombre alto, piel canela, pelo negro. Ojos grandes color negro repletos de pestañas. Él viaja seguido por su trabajo. Su maldito trabajo. En uno de sus viajes de negocios conoció a mi mamá, aquí en Inglaterra. Mi mamá es británica. Piel blanca, estatura mediana. Pelo color castaño con destellos rubios como el sol. Ojos miel con pequeños reflejos color verde. Era preciosa, demasiado bella, por dentro como por fuera.

Yo soy una mezcla de ambos. Pelo castaño con pequeños mechones negros. Ojos café claros, repletos de pestañas, piel blanca y estatura mediana. En complexión me parezco a mamá, en facciones soy muy parecida a papá.

Me paré rápidamente y me dirigí a la ducha. Deje que el agua tibia recorriera mi cuerpo y me puse a pensar en todo lo que ha pasado en mi vida.

«Flashback»

Otoño del 2013.

Él corrió hacia la entrada de el Big Eye. Estaba tan emocionado. Sus rulos estaban en todas las direcciones por culpa del aire. Era tan bello, tan tierno.

— Corre Miranda, que ya es tarde — Dijo sin voltear, por tratar de esquivar toda la fila.
—Voy, voy, sabes que no tengo buena condición física — Conteste sin aire deteniéndome un poco.
— Mira, mejor yo voy por el boleto y tú espérame aquí, no te muevas no tardo — Me sentó en una banca cerca del lugar dándome un beso en mi mejilla. ~ Como te quiero, pensé ~

Estaba tan entusiasmado, sus mejillas sonrojadas. Él era mi mejor amigo. Harry, lo conozco desde pequeño. Harold Styles Cox. El Niño de piel blanca, ojos verdes, rulos hermosos.

Estaba tan centrada en mis pensamientos, que no me di cuenta que unos extranjeros se sentaron alado mío.

— Hola, hola inglesa — Escuche la voz del chico con marcado acento italiano — ¿Por qué tan Sola de noche?
— Hola, hola señor — Dije poniéndome de pie para encarar al joven moreno enfrente de mi. — Digo, yo no soy un extranjero en un país extraño, coqueteándole a alguna chica que podría traer un arma.

Mientras dije eso, me puse la mano en mi bolsa. La verdad no llevaba nada, pero al ser hija de Don Chucho Fernández, uno debe estar preparado para cualquier cosa. Sea de vida o muerte.

— Wow, Wow, Wow. — El muchacho me hizo una seña para bajar la guardia, mientras sus otros dos amigos se acercaban. — No es para tanto muñeca, podemos ponernos de acuerdo, y que la única pistola que haya ...

Antes de que yo pudiera reaccionar, me habían acorralado él y sus amigos.

— Sea está.— Me susurró al oído de una manera muy morbosa.

No sé ni como logre darle una patada en los bajos a pesar de estar inmovilizada de los brazos. Él se
empezó a retorcer de dolor. Y sus amigos empezaron a apretar más las manos.

Sin pensarlo dos veces, le di un cabezazo al guero que estaba a mi lado derecho, y cuando él soltó mi mano, le di un puñetazo al negro del lado izquierdo.

Intente correr, pero el italiano moreno tomó mi pierna y me jalo hacia a él.

— No te escaparás muñequita.

Parecía que todo el mundo había desaparecido, ningún alma cerca de ahí, en pleno centro de Londres.

— ¡Aléjate de mi Miranda! — Vi una figura delgada lanzarse sobre el italiano a golpes

No vale la pena terminar de narrar eso. Harry con mucha agilidad venció a los italianos, aunque los atrapó la policia.

Después de mostrarle mis rasguños en la ropa, nos dejaron en libertad y a los italianos los deportaron.

Harry estaba muy herido, así que lo lleve a mi casa para cuidarlo. Intente dejarlo en la suya, pero el se negó.

— Malditos infelices — Balbucee poniendo un pedazo de bistec en su ojo morado.
— Se merecían la muerte, pero uno solo no puede mucho — Intento reír, pero el dolor de un brazo dislocado lo detuvo.

Le acaricie el pelo, mientras él suspiraba.

— Esto no debió de así ¿sabes? —Comenzó el ojiverde.
— No, obvio no. Uno no va por la vida intentando ser violada — Bromee un poco, pero la seriedad de su rostro hizo que me callara.
— Mi Plan era llevarte al Big Eye, cuando estuviéramos en la cima, darte un obsequio.

Se incorporó lo suficiente para sacar de su bolsillo una pequeña cajita color blanco con un corazón dorado en el centro. La puso en mis manos. Vaya que era hermosa.

— Ábrelo, es tuyo. Espero te guste.

Era un collar con un dije color miel en forma de corazón.

— El color es inspirado en tus ojos.

Dentro del estuche había una nota. Una nota escrita a mano.

"Pequeña Miranda.
No preguntes qué pasa, no preguntes como sucedió. Solo sé que, existe un sentimiento que no logro controlar. Un sentimiento que me tiene loco. Tengo 15 años y jamás había sentido esto por alguien. Pero, estoy perdiendo el juicio cuando tú no estás. Y quiero estar contigo. Porque me complementas, eres el mal y yo el bien.
El ying y el yang.
La luna y el sol.
La oscuridad y la luz"

Mi corazon latía al mil por hora. Y al fin leí las palabras que tanto anhelaba escuchar.

¿Quieres ser mi novia?

«Fin de flashback»

Volver a encontrarte. HarryStylesWhere stories live. Discover now