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—No quiero, mamá.

—¿Qué, cenar o ir con tu papá? 

—Ninguna de las dos.

—Hija, por favor entiéndeme. Yo tampoco me quiero separar de ti.

—Un año —las palabras resonaron por mi mente—. Es demasiado.

—Vanessa, un año se pasa muy rápido. Nos llamaremos todos los días.

—¿Y si me quedo con los abuelos? —pregunté en medio de mi desesperación.

—Sabes que están de crucero, regresan en tres meses. Pero no te preocupes, tu papá te adora, es más, me dijo que ya tenía preparado tu cuarto. 

—Está bien, no me queda de otra —me resigné.

—Ya verás que te vas a divertir, ahora termina de comer.  —Mamá me sonrió y salió de la cocina.

Mi nombre es Vanessa Kidman, en un mes cumpliré dieciocho años. Había vivido los últimos seis meses con mi madre en Italia , Luego de vivir durante casi dos años en Francia; aunque ambas somos de Los Ángeles, California.

Mi mamá se llama Victoria y es la embajadora de una organización que promueve la paz a nivel mundial, por este motivo ha tenido que viajar por el mundo durante los últimos seis años, y por supuesto, yo me he colado a la mayoría de sus viajes. Estuve en Inglaterra, Argentina, España, Brasil, Canadá, Rumania, Francia y por último Italia. Claro, en la mayoría por pequeños lapsos, en donde mayor tiempo vivimos fue en Canadá y Francia; Pero gracias a esto aprendí diferentes idiomas y conocí muchas culturas. 

Todo iba bien pero una semana atrás mi madre fue asignada para un viaje a Israel, en una zona de gran conflicto, y la organización se negó a que yo la acompañara debido al alto riesgo  que podríamos correr. Ellos le brindarían la suficiente protección a ella pero no a mí. Así que la mejor opción era regresar a California con mi padre. Sin embargo, el motivo por el cual eso me incomodaba era porque llevaba más de dos años sin verlo, desde la navidad en que mi madre y yo viajamos a Estados Unidos para visitarlo a él y a los abuelos. Ahora, de la nada, tendría que vivir con él durante un año, ese era el tiempo que duraría el viaje de mi madre. Aunque de una u otra manera estaba emocionada de regresar a California, el lugar donde pasé mi infancia.  

***

—El taxi está abajo, cielo —dijo mi mamá con tono triste.

—Enseguida voy —grité e inmediatamente bajé las escaleras principales. Mi madre estaba esperándome en la entrada, nos habíamos despedido mucho antes, de hecho pasamos toda la semana abrazándonos y lloriqueando a cada rato; era la primera vez que nos separábamos por tanto tiempo.  

—Adiós, te amo —me dijo y me abrazó.

—También te amo, Viky —era como le decía de cariño. 

El conductor puso las maletas en la parte de atrás del auto, yo subí y nos pusimos en marcha.

El socio de mi padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora