☆ C A P Í T U L O 1 ☆

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Ocho meses antes del festival...

Hoy, sí, hoy es un día de mierda, y no por el hecho de ser lunes, bueno sí, en parte es un día de mierda por ser lunes, y no lo digo porque yo sea de las personas que diga "Oh mierda, es lunes, lo odiaré porque todos lo odian". No. Yo odio los lunes porque casi siempre —como ayer—, me desvelo los domingos por hacer las estúpidas tareas del fin de semana porque fui tan estúpida como para no hacerlas desde el viernes en la tarde, eso y que tuve un fin de semana muy "ocupado".

Primero, el viernes decidí tomar una larga siesta al salir del colegio, y obviamente antes de ir al gimnasio con Alexander, luego volví a casa, tome un baño, y en la comodidad de mi cama mientras comía una hamburguesa con doble carne y papas, vi —por millonésima vez— The Hobbit: An Unexpected Journey; obviamente la versión extendida, y luego salí con mi papá a buscar a mi mamá al hospital donde trabaja para ir a cenar, después de eso volví y seguí viendo The Hobbit: The Desolation of Smaug y The Battle of the Five Armies en la sala de cine en casa, mi papá se unió a la mitad de The Desolation of Smaug con un tazón grande de palomitas y otro de m&m's, él apenas y podía con eso, pero fue muy inteligente al poner dentro de los tazones dos latas de Coca-Cola cherry y Vanilla, para no tener que dar dos vueltas. Ni siquiera supe como era que había abierto la puerta. Pero por supuesto que no venía solo, no, junto con él venían mis cuatro bestias; Flake, Doom, Paul y Ollie. Mis dóberman —Flake y Doom—, se acomodaron en los reclinables a mi lado izquierdo junto con mis gatos —Paul y Ollie— y mi papá, sentado a mi derecha, comenzó a hablar sobre datos de la película, los encuadres, temperatura del color, saturación, la regla de los tercios en la fotografía y otras cosas a las que claramente no quería ponerles atención porque yo solo quería disfrutar de la película, no entrar a un análisis total de cada escena. Y claro que no pude ver la película totalmente a gusto por tener que estar escuchando todo el tiempo el análisis de mi padre a las dos películas.

El sábado salí a un brunch con mi madre a las doce del medio día, una cosa de tiempo de madre e hija según ella, después fuimos de compras a Artz Pedregal, en Palacio de Hierro compramos una licuadora nueva y mucho mejor que la anterior porque mi adorado padre lavó la licuadora el miércoles después de hacerse un smoothie de frutos rojos y se le resbaló de las manos por el jabón, y lógicamente se rompió. Ni hablar de la cara de "no mames" que tenía mi progenitora. Claro que él tuvo que pagarla, por lo que su tarjeta de crédito fue entregada de buena gana a mi madre después de la cena del viernes en Quintonil.

El sábado podría decir que fue el día más agotador, porque aparte de comprar la licuadora, compramos unas cosas para la sala de cine, como muebles y electrodomésticos que creímos que irían bien ahí dentro para tener nuestra propia dulcería, porque de verdad era muy agotador ir a la cocina por las cosas que queríamos, después de concretar la entrega en casa, fuimos a Dior, donde mi madre se compró un par de sandalias Dioract de piel de cabra en color beige con forro de efecto borreguillo blanco con tiras de velcro y la parte superior adornada con la firma Dior de metal dorado, mientras que a mi me compró las mismas en denim azul con el bordado Cannage que me gustaron para usar en el verano. En Gucci solo fuimos a recoger una bolsa —que estaba agotada en el color que ella quería cuando fue a comprarla—, pero que le dijeron que podían tener una para ella en unos días, era una bolsa pequeña Gucci Diana de piel color cuero con asas de bambú y cinturones de piel.

En Bath & Body Works nos dimos cuenta que los refill de jabones estaban al dos por uno, así que compramos varios, lo que me pareció irónico, porque ya llevaba mucho dinero gastado en tres cosas y estaba comprando ahora algo de oferta, y no conforme con eso, compramos velas, wallflowers, geles de ducha y claramente muchos body mist; en Calvin Klein y Tommy Hilfiger compramos ropa interior para ella, para mi padre y para mi. Fue una compra rápida a decir verdad. Y como si no fuese suficiente con la bolsa Gucci, en Carolina Herrera compró un bolso Andy 8 Locked color cognac elaborado en piel Nogal de grano natural y acabado encerado con las metálicas bañadas en oro chiaro, según ella porque era del tamaño ideal para un viaje express.

ღ мειи Hεяz Bяεииt ღ    ღ {R+} ღ {T. L.} ღDonde viven las historias. Descúbrelo ahora