Chapter 1 "Semidiosas"

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New York 

Ese día Kara había trabajo de más en el museo de arte donde exhibían los dioses griegos y el mundo mortal, un trabajo de su hermana adoptiva Alex, ella se partía en dos. Universidad y trabajo en el museo de la ciudad.

Kara era una chica rubia con el cabello muy largo hasta llegar a su cadera, piel tan blanca como la nieve, unos ojos color azul hipnotizante bueno eso decían varios de sus pretendientes, vaya que eran "varios" era una chica con suerte, lugar a donde iba, lugar donde la perseguían. "Kara tienes una habilidad para ligar" uno de tantos comentarios hechos por Alex. Su cuerpo era casi perfecto digo casi porque el hecho de pensar que fuera perfecto sonaba un tanto pedante y algo sulfurado. 

Ese día agrupaba cada información de las esculturas que eran una ofrenda hacia los doce dioses mas importantes, su madre adoptiva Eliza era una famosa coleccionista de arte para ella los recuerdos de su infancia era entre libros, esculturas, pinturas, rascacielos, cuentos y varias galas con gente estirada solía llamarlos así Kara. El chico que llevaba los  cafés ya llevaba mas de media hora de retardo y Kara sentía a morir si su sistema no era cargado por el amargo sabor del café, Mike llego golpeando con sus botas el piso de la entrada donde Kara se encontraba inmersa entre sus quejas.

-Kara...-el chico hablo con algo de temor, sabia perfecto que llevaba un retraso y las chicas Danvers eran conocidas por la poca paciencia que tenían hacia la gente impuntual- su café señorita Danvers. Extendió el café que llevaba con letras grande en un costado el nombre de la susodicha, ésta miraba con desdén a Mike que estaba apunto de salir corriendo de ahí. 

-Largo.. -dijo lo más suave.- Maldito seas Mike sin azúcar...le he dicho miles de veces, unas 24 veces y aun así recibo un café mal realizado -masajeo su cien con estrés, esta noche tenia una gala para mostrar la adquisición de su madre y quizás algunos prospecto de compradores. 

Alex apareció con varias personas que ayudarían con la velada, Kara comprendió que era hora de irse, tenia cuatro horas para arreglarse y quedar perfecta. 

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Esa noche estaba más clara de lo normal, la luna era la perfecta esencia para los poetas, músicos y enamorados, las estrellas tintineaban con mucho furor, los edificios brillaban aun más y ese día la ciudad fue magia y brillo por completo. 

La única hija de Atenea era la pieza perfecta para esa noche, esta tenia una misión traer al campamento a la hija de Afrodita, un trabajo encomendado por Zeus. Sabia perfectamente que su objetivo estaba dentro de una gala de arte, bajo de aquel auto. Lena poseía unos ojos verdes como la vida, piel como marfil, cuerpo de envidia y altura de 1.65 aunque no era de mucha altura se ayudo con un par de botas que hacia juego con el vestido rojo, algunas miradas se posaron en la bella joven que analizaban de manera discreta a la rubia, su objetivo. Cuando la hija de Afrodita dejo de ser el centro de atención esta se acerco de manera suave hasta ella. 

-Debo decir que Atenea es muy bella..-sonrió amablemente Lena- esa pieza en particular reafirma que las mujeres son una pieza de arte.

-Concuerdo contigo..-era la primera vez que hablaban, aquello conocido como caos se hizo presente dejando confundidas ambas sin entender que pasaba- Atenea es la diosa de la sabiduría, la representación nata de manera figurada el prospecto de lo que es una mujer en toda su plenitud...llevo veinte minutos hablando con todo tipo de personas y lo único que concreto es sobre lo bella que soy y es agotador -soltó la rubia un poco apenada por lo franca que era con una extraña, para su mal era quien la secuestraria, para Lena esto le incomodaba. Kara era tan hermosa pero no se parecía a la diosa Afrodita, no tenia pizca de aprovechada o prepotencia. 

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