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Capítulo 1

EL PRINCIPIO

Todo empezó un fin de semana en noviembre, no salía mucho y eso solo era porque me daba flojera alistarme, cosas tan minúsculas que no entiendo porque me afectaban tanto. Bueno, aquel día no salí sola, estaba con Adrián, un compañero del mismo grado que por extrañas razones había terminado gustándome mucho a pesar de su personalidad tan fuera de lo común. Supongo que fue por eso que me atrajo tanto y con el tiempo me gusto de verdad.

Y aunque por lo diferentes que podíamos llegar a ser, no nos aburrimos, él no hablaba mucho y yo era un loro en carne humana. Además de que a pesar de tener una fachada de chico tranquilo, había tenido un sin número de castigos y visitas a la dirección; siempre era por lo mismo, tabaco, alcohol y peleas con diferentes chicos que intentaban ligarse a su novia, o viceversa, no lo sé. Su novia era Maia Madsen, una chica nueva en la ciudad que tenía más amigos que yo en toda mi vida en la misma ciudad.

Por eso mismo creo que tenían tantas peleas y discusiones, pero de algo estaba segura y es que Adrián amaba a esa morena, le soportaba todo, absolutamente todo, ella no era mala pero era demasiado amigable con las personas, exactamente los chicos. Incluso tenía un mejor amigo –nadie se lo creía- llamado Jacob con el que se perdía clases o nunca llegaban a la escuela en todo el día.

En ese momento era tan adolescente con mente de niña que disimular que no me gustaba Adrián, era como disimular un "F" con lápiz rojo agregándole un palito transformándolo en un "A" con lápiz azul.

Sí, así de obvia era.

Y es que lo miraba tanto de reojo y ni aunque por fin había salido con él podía dejar de hacerlo. Aun así tampoco se me ocurría algo interesante de hablar excepto decirle que quería comer o que quería matar zombis.

Pero él si me hablaba de sus series o animes y yo apenas podía seguir el hilo de la conversación.

-Sabias que ¿Tokyo Ghoul no le es fiel al manga? –me dijo.

-Pues no, no lo sabía. –de hecho no sabía que era "Tokyio Ghoul" pero llegando a casa lo tenía que averiguar. –¿te gustó?

-¿El anime? –me miró y asentí –sí.

Creo que fue un segundo pero yo lo sentí un mundo al ponerme a pelear con mi cerebro buscando algún tema de conversación que sirviera con él, era más fácil hablar en los pasillos de la escuela, molestarlo, ayudándole a esconder sus cajetillas o quizá solo almorzar a su lado.

-¿Viste Dragon Ball? –dije y me quería dar una bofetada.

-Sí –me dijo y se formó un silencio incómodo. Y yo odiaba que se formara ese tipo de situaciones porque siempre terminaba diciendo las primeras tonterías que se me venían a la cabeza.

-Quiero que me fumes.

Sigo preguntándome porque dije eso aquella vez; estoy segura que se me pudieron ocurrir mejores frases.

Él arqueo una ceja confundido e ignoro mi frase porque siguió caminando, por alguna razón esperaba que dijera algo, creo que era porqué en los pasillo siempre me respondía de forma divertida o a veces simplemente se reía de mis disparates.

-Maia está con Jacob. –dijo. Su voz estaba tan calmada que parecía no importarle. Aunque solo fuera una mala actuación. –Los vi besándose en matemática el jueves.

-Creí que ya estaban. –Si pudiera regresar el tiempo y estar en ese mismo instante donde le digo eso, me daría una bofetada. Actué demasiado fría. –Sigo sin entender porque no hablas con ella si tanto la quieres. –dije, a veces me preguntaba si tenía algún síndrome de masoquismo emocional.