Dulce, delicado, delicioso, con sabor a fresa.
Adoraba, ¡no! Más que eso.
Él amaba sus piruletas
Podría ya tener veinticinco años bien cumplidos, incluso con dos meses más que se acumulaban en su tiempo de vida, sin embargo, amaba esas golosinas y debido a eso no le importaba internarse en una tienda especializada en dulces para hallar sus tesoros. Cada viernes lo hacía sin falta, escogiendo siempre la tienda de su confianza, o, cuando encontraba un local nuevo, se arriesgaba a visitarlo también. Como fuere... allí estaba. Mirando con mucha atención cada gama de golosinas dividida en cubículos coloridos. Ni siquiera los gritos infantiles llenos de emoción por adquirir el azúcar diario lo interrumpían. Nada en ese mundo podría desviarlo de su misión especial... o eso creyó Spanner
Su objetivo estuvo localizado en una sección en donde redondas piruletas color rojizo reposaban, iba a tomar la primera para simplemente darse el gusto de tocarla pues si pudiera se llevaba todo lo que había, pero alguien tomó el paquetito primero. ¡No niño, ese dulce ya tenía dueño! Spanner, por inercia más que por otra cosa, tomó el palito de la piruleta impidiendo que se lo quitaran, frunció su ceño levemente y soltó un bufido. Lo malo de disfrutar de los dulces era que tenía que pelear por ellos con mocosos que...
—Hay más de estos, toma otro — cerró los ojos con leve fastidio pues alguien había interrumpido su alegre escapatoria del estrés de la semana en el trabajo
Pero al abrir de nuevo sus ojos notó algo en particular, aquellos dedos que sostenían la piruleta –y que obviamente no eran los suyos- eran más grandes que los de un niño. Suspirando elevó su vista porque no sería la primera vez que una madre gruñona le hiciera problema por un simple dulce... pero se topó con algo completamente diferente a lo que se esperó... unos ojos de color chocolate que sólo eran la ventana de presentación para una criatura que parecía tener la piel de porcelana de un color levemente bronceadito. Nariz respingada, delicada forma, pestañas numerosas pero no pobladas, labios ni tan gruesos ni tan delgados pero de un rosado que se comparaba con las fresas, y contrastando con todo aquello, esos cabellos revoltosos que daban una combinación perfecta con aquellos ojos de un color marrón bastante agradable a la vista... «un ángel» pensó de repente, «una hermosa criatura que...»
—Disculpe — el mundo se detuvo para Spanner — pero yo lo tomé primero... así que usted debería tomar otro
El rubio entonces entrecerró un poco sus ojos opacando el esplendor de su iris verdoso, pero eso era porque le estaba bajando la velocidad en la que percibía las imágenes y los sonidos. Podría compararlo como un video en cámara lenta porque estaba tratando de memorizar lo que estaba viendo: un sin número de imágenes donde sólo estaba aquel castaño al que desconocía. Específicamente esos parpados que se movían con atrevimiento, pestañeando un par de veces de forma espontánea, una de esas cejas elevándose graciosamente en muestra de extrañeza y un sutil sonido parecido a un "hum".
—Disculpe — volvió a repetir porque sin pensarlo ya estaba como unos cinco minutos sosteniendo la piruleta con aquel rubio impidiéndole reclamarla como suya — ¿está usted bien?
Spanner se había quedado como... aunque sonara grosero, como idiota... pero el motivo era que le tomó un poco de tiempo procesar que la voz que ese ángel emitió era la de un... era levemente gruesa, no profunda, solo grave, sin embargo, demostraba calma, amabilidad, dulzura y... ¿cómo sería si ese ángel pronunciara su nombre? Glorioso pensaba él. Mas, un nuevo "disculpe" lo despertó.
El rubio separó los labios, pero no pudo decir nada, estaba tan perdido en esos ojos brillantes y hermosos que incluso olvidó como hablar con los humanos... pero ese era el problema, el que le enfrentaba no era humano, no podía ser humano. Esa belleza debería ser de otro mundo, incluso si fuera la de un chico
—Hum — pero al fin logró carraspear y reaccionar... o tal vez no tanto — es mía — sí, no reaccionaba aún. Estaba diciendo tonterías
—Pero yo la tomé primero
—Pero... — se detuvo... ¿qué estaba haciendo? Lo cortes sería cederle el dulce a tan hermosa criatura, pero al parecer sus manos no colaboraban ¡Vamos Spanner! ¡Dale el dulce!
—Está bien. No tengo tiempo — suspiró con resignación mientras soltaba el dulce
—Espe... — iba a redimirse, ¡tenía que redimirse! ¡Por los cielos que debía al menos saber el nombre de tan hermosa criatura! Pero...
—Tomaré este — el castaño agarró otra pirulera de fresa y además adquirió dos de uva. Al ver esas tres cosas en sus manos, esbozó una sonrisa pequeña y sí... sin darse cuenta causó un shock en el rubio
Spanner se quedó en su sitio, con la piruleta en mano, con la mirada enfocada en donde hace tan sólo tres segundos estaba aquella silueta. Estaba suspirando y deleitándose por la hermosa sonrisa que fue capaz de ver y memorizar, del leve perfume a canela que aquel ángel desconocido dejó. Ni siquiera pudo decir algo, porque... fue tan hermoso como para paralizarlo. Hasta estaba sonando incoherente, pero fue así... y lo peor... ni siquiera dio una buena primera impresión
Pero no podían culparlo... ante tanta sublime belleza no pudo ser capaz de mostrar que era más que un fanático de los dulces
Se odiaba a sí mismo por su falta de juicio, porque ¿quién sabe cuándo podría tener la fortuna de volver a verlo? ¿Cuándo? ¡Que dios le responda al menos!
—Perdóneme, señor... pero, ¿está usted bien? — Spanner elevó su mirada para encontrarse a uno de los empleados del local, el que usaba ese delantal color mostaza que los identificaba
—Sí... — al fin pudo moverse normalmente — ¿por qué pregunta?
—Usted ha estado mirando esa piruleta por más de diez minutos sin siquiera moverse
—¿En serio? — ni siquiera se había dado cuenta de eso
—¿Hay algún problema con el dulce?
—No — Spanner suspiró resignadamente porque seguramente acababa de imaginarse aquello — quiero cuarenta
—¿Eh?
—Para llevar por favor. En una funda de papel si es posible — quitó el papelito de aquella piruleta y lo introdujo a su boca. Al menos el dulce saber sí era real — soy ecologista
—Cla... claro
¿Un sueño? Fue muy extraño, porque un especialista en mecánica no soñaba con ángeles y menos si estaba despierto
Continuará...
Notas finales:
Gala Vinsmoke, te debía un shot... pero me salió una historia media corta... y en vez de un fluff normal, me salió una especie de comedia... en vez de evocar lla versatilidad, claramente se sabe quién es el pasivo, o no 7u7 XD
¡Lo siento! Pero siempre me pasa lo mismo XD
Sin embargo, espero que sea de agrado del que lo haya leído. Creo que son cuatro capítulos sencillitos, así que nos estaremos viendo seguido
Besos y abrazos~
L@s ama: Krat
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Conquistando a una ilusión
Fanfiction¿Cómo podría compararte con alguien corpóreo si tu belleza supera la de cualquier humano? Y, sin embargo, ahí estás, tan cerca de mí. Tal vez exagero, tal vez no lo hago. Lo único que tengo claro es que caí rendido ante ti. 4827