2. El espíritu de Miguel

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Un día en casa de Claris Clara, estaban todas las chicas celebrando las vacaciones de Navidad. Mia estaba tumbada en el sofá aplastada por Claris Clara miemtras María y Aida hacían el baile de crónicas vampiricas. Nadie se dio cuenta de la ausencia de Sandra.
Ainhoa la hermana pequeña de Claris Clara se habia colado en la fiesta sin que su hermana lo notara cuando Aida propuso su tema de conversación favorito, EL SEXO.

Mia se unió rápidamente,-Tonterías,-dijo ella -Aida tu no tienes ni idea de eso. Yo quiero uno como Rhys....-.
María se empezo a reír sin motivo xq no tenía ni idea de quién era Rhys.

-Rhys esta claro que lo tiene que hacer bien. Oye y Sandra?- todas se miraron entre ellas, se habían vuelto a olvidar de Sandra. Ainhoa empezó a reírse de la situación que ya se había repetido muchas veces.
Salieron todas de la casa para buscar a Sandra, como siempre Aida protestando por andar y Mia se había asegurado de coger comida para el camino.
-Recordarme xq existo.- se quejaba Aida, todas ya estaban hartas de esa frase.
-Nos hemos vuelto a dejar a Sandra en el pueblo, somos horribles.-dijo Claris Clara.
-Horrible serás tú, yo soy perfecta.- y todas miraron mal a Aida.
Corrieron hasta el pueblo, en la entrada del instituto estaba Sandra con sus vaqueros rotos y su camisa a cuadros, estaba sentadada en un muro con la cabeza entre las rodillas.
-Hola-dijo sin mirar a nadie en particular y todas se miraron culpables.
-Lo siento Sandra, creí que te habían avisado las chicas.-recriminó Claris Clara. (Mentira, habían quedado en decirlo alguna por el grupo)
-Meh,-contestó Sandra- ya me he acostumbrado.
Ya que estaban en el pueblo (y les daba pereza bajar) decidieron dar una vuelta. Fueron al Calvario y se sentaron en el banco de siempre.
-Podríamos intentar invocar a alguien del otro lado.-propuso Mia (a quien le interesa mucho el tema) y a Claris Clara se le puso el pelo de punta.
-Todo de pende de la abuela sauce.- María miró a Claris Clara fijamente y al ver que todas se volvían a mirarla Claris Clara tuvo que aceptar.

Fueron a casa de María (menos ainhoa que se fue a casa para no aguantarlas) donde todas sabían que había unos espíritus, una vieja tuerta en silla de ruedas que solo iba por la parte de arriba llamada Octavia de Paz y otro en la planta de abajo que suponían Mia y María que era hombre y le llamaron Jesús Mario como su profesor de música.

Se sentaron en círculo en el suelo del cuarto de María, con las manos cogidas y una vela en el centro que Claris Clara había obligado a poner por si se apagaban las luces. Claris Clara había explicado el plan antes de empezar, nadie podía hablar salvo ella y no podían soltarse las manos por nada que pasara. -Ahhhh- gritó Aida-, algo me ha tocadooo.- Se volvió a ver que había detrás.
-Solo he sido yo, boba.- dijo Mia.
Volvieron a juntar las manos...
-Si hay alguien con nosotros en esta habitación que haga una señal.- Miraron a su alrededor, calladas, todo en silencio, ni un espíritu.
-Parece que Jesús Mario no quiere hablar con nosotras.
-Callaros, no podéis hablar.
Estaba todo oscuro y solo por la vela se distinguían entre ellas, María ya se había empezado a reír por el silencio incomodo, Aida no tardo en contagiarse de la risa y Mia la pegó en el hombro. La puerta comenzó a abrirse detrás de Sandra.
-Decirme que no hay nada detrás de mi.
Aida apretó la mano de Mia hasta que esta le quito la mano de en medio.-Acabais de soltaros las manos, habeis roto el círculo.- chillo Claris Clara.
De la tensión María salió corriendo al bañó y se encerro en el, Aida golpeo la puerta para que la dejará entrar. Sandra y Claris Clara estaban subidas en la cama tapandose con el edredón y Mia se acercó a la puerta y encendió la luz, Miguel el hermano de María, se asomó por la puerta.

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⏰ Última actualización: Dec 12, 2017 ⏰

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