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Si alguien le hubiera dicho a Tony hace veinte años que se casaría con su rival en los negocios y tendría cuatro hijos con él, se habría reído durante dos días seguidos para luego mandar a esa persona al psiquiatra.
Pero hace veinte años, el nombre de Bruce Wayne estaba prohibido en su vida. Especialmente después de aquella bochornosa y fallida boda donde el casanova de Gotham jamás se presentó, dejándolo plantado en el altar a sus diecisiete años. Recuerda el dolor de la traición. Recuerda el enojo de su padre y la tristeza de su madre. Recuerda sus lágrimas y su rabia cruda.
Esa rabia lo llevó a convertirse en todo un playboy, acostándose con hombres y mujeres por igual. Noche tras noche, sin importar si eran alfas, betas u omegas. Solo quería olvidar la humillación de su amado. Su vida fue una constante montaña rusa hasta que Bruce volvió a aparecer en su vida. En ese entonces, el hombre de cabello oscuro regresó preocupado por su estilo de vida, lo que le valió a Tony un florero en la cabeza por parte de un enfadado Bruce.
Pasaron años y muchas decepciones antes de que Bruce buscara de nuevo a Tony. Esta vez, ni las amenazas ni los floreros podían asustar al murciélago, quien lo secuestró de su autoimpuesto aislamiento en las solitarias montañas de Canadá y lo llevó a Gotham. Con la ayuda de un preocupado Alfred, sanaron sus heridas físicas e internas.
Durante un año completo, Tony se refugió en la mansión Wayne, conviviendo con su amigo de la infancia y el hermano de su amado Jarvis. Fue en ese año que entró en sus vidas el pequeño Richard Grayson. Con nueve años, el niño había perdido a sus padres a manos del Dos Caras y sus secuaces. El joven alfa despertó un instinto omega que creía dormido, mientras Bruce lo entrenaba para detener a Dos Caras, Tony se encargaba de darle una infancia relativamente normal, dentro de lo que podía ser normal en la familia Wayne.
Con el tiempo, Richard se convirtió en Robin mientras ellos se convertían en padres. La primera vez que Dick los presentó como sus padres, Tony se escondió en su laboratorio durante días, temeroso de la responsabilidad y sintiéndose indigno. Bruce, con su estoicidad característica, le recordó que no podría imaginar criar a un niño con alguien más.
Después de eso, ambos actuaron como adultos y esa misma noche se casaron. No por amor mutuo, sino por el bien de su hijo. Pero esa decisión los marcó de por vida.
Porque tras Richard, vino Jason. Dulce y rebelde Jason, el consentido de Tony y el dolor de cabeza de Bruce. El "niño de mamá" Tony, como solía decir Richard. Algo que sinceramente no molestaba ni a Jason ni a Tony. Para Jason, Tony era lo más parecido a una madre que tenía, y para Tony, Jason era su pequeño guerrero, aquel valiente niño intentando robar las ruedas del batimóvil en pleno invierno.
Toda esa felicidad se vio empañada por la muerte de Jason a manos del Joker. Tony enloqueció de rabia y estuvo cerca de matar al Joker. Richard fue quien lo detuvo. Bruce estaba sumido en su dolor y no pudo contener a su omega.
Fueron tiempos oscuros en los que Tony y Bruce apenas cruzaban palabras. Richard, incapaz de soportar la situación en casa, huyó a Jump City para formar los Teen Titans. La situación se volvió tan mala que Bruce pidió el divorcio y empezó a salir con Selina Kyle.
Bruce se dio cuenta de su error cuando el Joker hirió gravemente a Tony en un enfrentamiento. Verlo herido y débil hizo que sus sentimientos resurgieran. Rogó y lloró porque le devolvieran a su omega. A su Tony.
Cuando Tony despertó del coma farmacológico, Bruce lo besó sin dejar espacio para objeciones. Cayeron nuevamente en la pasión, ante la vergüenza y el trauma de Richard, quien los encontró besándose semidesnudos. Para el joven de catorce años, fue sumamente vergonzoso.
Después de meses, adoptaron a Tim Drake, un pequeño omega con un intelecto similar al de Tony y una racha obsesiva como la de Bruce. Un compañero perfecto para Batman.
Pasó otro año antes de que notaran ciertos cambios en el cuerpo de Tony. Su alfa y sus hijos, junto con Alfred, se volvieron más protectores. Sin embargo, no se dieron cuenta hasta que Jason, sí, un Jason revivido, intentó matar al Joker después de que este secuestrara a Tony.
Tony apenas recordaba esos momentos, especialmente la lucha entre Bruce y Jason. Lo único que recordaba era el olor del niño de la máscara roja y saber que era su hijo consentido. Tony aferrándose al joven que inicialmente resistía sus brazos, pero después cayó rendido en los brazos de su madre. Sintió el aroma distintivo de un omega embarazado.
Todo fue llanto, risas y reproches. Pero finalmente, Tony tenía a su bebé consentido en brazos y otro en camino. No podía ser más feliz.
Bruce no recordaba haber sido tan feliz en mucho tiempo, a pesar de que sus tres hijos lo habían expulsado de la cama para dormir abrazados a Tony.
Damian llegó en Navidad. El niño no parecía querer esperar las dos semanas que le quedaban para nacer. Terco como sus padres. Nació el veinticinco de diciembre, una mezcla perfecta de sus dos padres. Amado por toda su familia. El bebé de los Wayne, el pequeño milagro navideño. E incluso el favorito de todos, incluso del celoso y posesivo Jason.
Damián solo tenía tres personas favoritas: Alfred, su madre y la novia de Richard, Raven, para gran consternación de Dick. Las fiestas eran especialmente divertidas con su única y alocada familia. Y cuando Kon, el hijo de Clark y Lex, se unía a las festividades para estar con Tim, la consternación de los alfas de la familia no tenía límites.
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Hola mis amores. Así empieza el especial de navidad "Bastones Navideños"
Espero de que haya sido de su agrado. No olviden dejarme su sugerencia de parejas o temáticas que les gustaría que escribiera. Ya tengo varias mini historias, ya escritas para publicar. Pero se aceptan sugerencias. Si quieren ser etiquetadas no olviden dejarme su comentario.
Para no confundirlas demasiado, los chicos de la foto son Matt Daddario es Dick o Richard; Dylan O'Brien es Tim; Cody Christian es Jason y David Mazouz es nuestra bolita de odio, Damián.
