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      Ahora.
                            
                            

                            
                            
                            
         El día de hoy luce radiante. El sol, con su esplendor ilumina cada techo de cada casa, y cada cabeza de cada persona común. En Seúl la gente se mueve con el ritmo del reloj, coordinando de manera inconsciente cada respiración y paso, con cada segundo que las manecillas expresan. Es un día ordinario, en una vida ordinaria.

La casa sencilla, está decorada con colores cielo, y muebles blancos. Las grandes ventanas dejan entrar la luz diurna, brindándole vida al lugar. Varias fotografías cuelgan, pero una en particular resalta, en donde se encuentran una pareja y un pequeño niño bastante familiar, de cabello rubio y sonrisa radiante.

—Ahá, ya me falta poco por terminar —Se desplaza de un lugar a otro, cargando un rollo de cinta para embalaje en manos—. Iré a Busan a pasar las festividades de Halloween, con unos amigos. Ellos siempre vienen a Seúl, así que creí que es bueno que yo vaya esta vez.

Pasa junto un cuadro en donde él se encuentra con otros dos chicos, vestidos de graduación. Uno tiene el cabello negro, y el otro castaño, que le cae en la frente.

—Sí, es la primera vez, después de mucho tiempo que volveré a Busan. Crecí ahí, pero tuve que mudarme aquí porque papá tenía una propuesta de trabajo que no pudo rechazar. No recuerdo mucho de ese lugar, por no decir nada, así que será bueno volver a mis raíces después de tanto.

Y se detiene en un espejo, para echar un vistazo a su cabello rubio. Park JiMin ya no es un pequeño niño; es un joven de rasgos bellos y complexión delgada y hasta un poco delicada, como si fuese un príncipe de cuentos.

—No pasaré muchos días allí, será solo una semana cuanto mucho —cruza a través de la sala, poniendo cada cosa en su lugar. La televisión está encendida, y en ella resalta la imagen de una periodista con expresión seria. Jimin le presta atención de manera superficial mientras mantiene el móvil en su oreja.

« Dos cuerpos fueron hallados en un basural de Busan. No tenían una gota de sangre en su cuerpo. »

Jimin lee mentalmente el zócalo de la pantalla, pero luego apaga la televisión con el control remoto, ignorándolo por completo.

—Aún no me han llamado los de la agencia, espero obtener el puesto —suspira hondo mientras se deja caer en un sofá y recuesta su cabeza en el respaldo—. Quiero bailar en esa compañía, lo deseo tanto.

Jimin toca una cadenilla que estaba bajo su camiseta, de manera inconsciente. Al tirarlo fuera, el dije con forma de luna transparente sale, así que él la aprieta en su mano mientras observa a través de la ventana, cómo los árboles han sido teñidos por el otoño.

—Taehyung llegará a Busan en la noche, tuvo un compromiso. Yo llegaré en la tarde, saldré en cualquier momento, son un par de horas de viaje.

Y cierra los ojos, deslizando sus pies en la alfombra, bastante relajado. La mañana transcurría con tanta paz y tranquilidad, que era casi imposible no relajarse hasta desfallecer.

                            
                            

  Más tarde, Jimin se encuentra subiendo sus maletas en la parte trasera de un autobús. Él le pasa al encargado su boleto y posteriormente sube a través de los peldaños, echándole un vistazo al interior, cargando una mochila en manos.

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⏰ Última actualización: Feb 28, 2018 ⏰

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