Se desbordan los sentimientos de la laguna del ser.

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La simplicidad de tus hechos es lo que más me asombra

del libertinaje que se acobija en ellos.

Estoy cansada de la palabra decepción,

la he cambiado por indiferencia.


Dijeron que más fácil es perdonar a un enemigo 

que a quien conoce todas tus alegrías y debilidades,

así ¿qué sentido tiene confiarle a alguien todo lo que soy?

si todos se van apenas cae el sol.

Nadie querría a la chica rara de los poemas, ¿verdad?

Y por eso me refugio en las letras, 

fieles consejeras de dulce presencia.


Palabras sin sentido, quizá,

palabras que nadan en la laguna de mi ser,

que a poco se evapora y condensa poemas.

Luego esas palabras siguen su ciclo hacia el papel, 

para impregnarse en él. 

Pero algunas de estas palabras se bifurcan hacia otras corrientes, 

las que aún no he llegado a conocer.


Algunas de esas nubes se disipan hacia el olvido,

otras son continuos recordatorios de la tormenta que se avecina.

Y cuando en la laguna de mi ser llueven nuevas nubes

con palabras que pertenecen a otros horizontes,

esos sentimientos se arraigan a los ya existentes.

Ambas aguas comienzan un baile armónico, fusionándose.


Cuando la laguna rebosa y no ha llegado el tiempo de evaporar las ideas,

algunas porciones de agua se desbordan en locura.

Se desbordan en lágrimas y dolor.

Se desbordan en abrazos que se quedaron en ganas.

Se desbordan en tenues melodías sin terminar.

Se desbordan en gritos inentendibles.

Se desbordan provocando desastres en las orillas.

Se desbordan hasta secarme.

Se desbordan hasta vaciarme.

Se desbordan hasta erosionar mi interior.


Vacían la laguna de mi ser y ella queda a la espera,

esperando la llegada de nuevos sentimientos 

que se adapten a su flujo y lo conviertan en mareas.


Melodías indescifrablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora