Más modales, enano

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Dar clases para mi es en absoluto aburrido. Lo amo. Me encanta enseñar y darle a los jóvenes esperanza en su futuro. Soy Eren Jeager y soy profesor de Historia en la secundaria Rose.

Veo detenidamente el libro de texto, buscando las respuestas acerca de un exámen sorpresa que les estoy preparando, mientras mis estudiantes hacen una redacción que les costará cinco puntos en su nota, acerca de los soldados en la Primera y Segunda Guerra Mundial. Cinco puntos no es mucho pero en cuarto año, esos puntos son imposibles de perder. Hace sol, ya es tarde, miro el reloj en mi muñeca y marca las tres en punto, faltan cuarenta minutos para que la lección termine, siempre a este grupo en especial les doy clases al final de día. No los presiono mucho, por que a esta hora ya es cansado estar escuchando mierda -según ellos- sentados y con ganas de salir de una vez. Lo sé, en ésta asignatura el tiempo se pasa jodidamente lento, igual que matemáticas, cuando yo estaba estudiando también la detesté a más no poder. Paro de ver el libro y bebo un poco de agua de mi botella favorita de color verde, veo por la ventana al conseje trapeando el pasillo del otro sector del colegio. Es miércoles, al menos no es taaan detestable como el lunes, el ombliguito de semana, como diría mi abuela. Ay, la extraño, ella era mi mayor confidente, hasta que murió de pulmonía. Le gustaba mucho la historia, ella fue la responsable por la cuál me llegó a gustar tanto.

En fin... tapo la botella, cierro el libro y enciendo la computadora. Dejé tarea el viernes, pero ellos piensan que no me acuerdo. Miro el registro y asimismo, la lista. Digo en voz alta:

-A ver, pongan atención -me vuelven a ver y algunos se quitan los auriculares. -Dejé tarea el viernes... -Se quejan de forma terrible. -Para hoy. -suspiran con pesadez.

-Profe... -levanta la mano Jean Kristein, claro, es uno de los más vagos -No fue para hoy, es para mañana. -Todos asienten.

-No. Lo apunté en mi bitácora, además lo recuerdo. Es para hoy. -abre la boca para protestar pero le digo: -Ni se te ocurra decir algo, Kristein o te reviso la tarea de primero; que estoy más que seguro que no la hiciste.-Me recuesto en la silla.

Me quedo quieto mirando la computadora. Lo pienso un poco y añado:

-Bien. Queda para mañana. -todos se emocionan -Era para hoy, pero bueno, estáis salvados. Quiero muy bien hechos los ejercicios de esas páginas. -Me levanto y escribo en la pizarra Blanca con pilot azul. -Son las páginas treinta y dos, cuarenta y cuarenta y cuatro. -Escribo los números perfectos, es un TOC.

Vuelvo a sentarme y me aflojo un poco la corbata, hasta yo me siento cansado a esta hora. Les doy unos minutos más para que terminen la redacción. Cuando ya hubieron pasado, les pido las hojas y las guardo en una carpeta de color celeste, con el número de sección. Los que están ausentes no tendrán esos puntos, ya me han mentido mucho, se hacen los enfermitos, como si no los conociera. Es como si yo los hubidra parido a todos. Le doy clases a ese grupo hace dos años.
Cuando son las tres y veinticinco los dejó salir aunque falten quince minutos. Eso me dará tiempo de recoger lo que falta. Añado a los presentes a la lista de hoy y cierro la computadora, la guardo en su estuche y me pongo el saco de color negro. Si, soy muy elegante para mis clases. Salgo del aula y en la recepción, firmo mi salida.
Meto la computadora y las carpetas en el asiento del copiloto. Arranco y pongo la radio de noticias. Por fortuna ya el calor ha bajado y hay una linda puesta de sol. No hay tráfico y eso me alegra. Mi panza ruge, eso me recuerda que no almorcé por tener un poco de dolor de estómago. Sigo manejando, compraré algo en McDonald's...
Doy la vuelta por un parque que está cerca del colegio y espero a que el semáforo esté en verde. Sin embargo, veo a dos chicos y uno de ellos está pegándole a otro. Maldito cobarde, el pobre está en suelo mientras recibe las patadas y a cubre en un inútil intento, y el otro no hace nada, no se mueve. Ah, no. Me habéis tocado el apellido, -como decía mi papá cuando se enojaba conmigo cuando era un chaval-... Cuando el semáforo ya está en verde, arranco y en una esquina parqueo el auto, cogo las llaves y salgo de él. La última vez, las dejé adentro y tuve que quebrar la ventana.
Camino hacia ellos y le grito que paren, vuelven a verme y uno de ellos dice:

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