—¡Maldita sea! ¿Y tú orgullo?
—¿Mi orgullo? Está en mi corazón, por supuesto.
—¿Estás permitiendo que te humille?
—Tú no puedes humillarme. Solo yo puedo rebajarme.
~Besar a un ángel—Susan Elizabeth Philips.
—¡Maldita sea! ¿Y tú orgullo?
—¿Mi orgullo? Está en mi corazón, por supuesto.
—¿Estás permitiendo que te humille?
—Tú no puedes humillarme. Solo yo puedo rebajarme.
~Besar a un ángel—Susan Elizabeth Philips.