Un día Inesperado

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Al día siguiente, como ya era costumbre Fátima y yo nos salimos de clase, era el pretexto perfecto para irnos a sentar en el pasto justo frente a su salón y verlo de lejos, pero nos asechaba el orientador y nos fuimos corriendo hacia la biblioteca. Llego el momento de ir a receso Fátima y yo salimos apresuradamente de ahí fuimos asomarnos a su salón pero él ya había salido entonces nos sentamos en una de las jardineras que estaban frente a los salones de segundo.

Estuvimos unos cuantos minutos hasta que vi a Fanny, ella es amiga de otra amiga valla la redundancia casi nunca la frecuentaba pero ese día estaba con él y se saludaban con mucho agrado y afecto.

-          ¿Serán primos? –Me pregunto murmurando.

Sin decirle nada a Fátima salí corriendo hacia donde ellos estaban.

-          Hola. –Digo muy entusiasmado.

-          Hola. –Me contesta Fanny en tono se sorpresa.

-          ¿sabes dónde está Yoyo?

-          No, se yo también la busco.

-          Que mal. –Respondo un poco distraído.

En mi cabeza solo pensaba en que estaba frente a él jamás olvidare ese día el vestía pants, una bufanda de rayas gris con verde y una sudadera amarilla que lo hacía ver tan sexy pero era un poco larga y ocultaba su lindo trasero, el noto que lo miraba detenidamente y de forma insistente tanto que termine por incomodarlo y prefirió irse.

-          No te vallas. –Decía en mi mente.

Me despedí de Fanny y me fui muy emocionado buscando a Fátima ya que se había ido de donde estábamos, terminó el día y fui a casa con muchas ilusiones pero sobre todo muy feliz.

Por fin era viernes me levante a las 10 am (para mí era muy temprano) comencé arreglarme lo mejor posible pues estaba decidido a hablarle y saber sobre él, termine y salí temprano de casa caminé rápidamente para tomar el colectivo. Cuando llegue a la escuela lo primero que hice fue a ir a buscarlo pero no lo vi, más tarde en el descanso hice lo mismo lo busque pero no tuve suerte.

Ese día no fue Fátima así que a la hora de salida me iría con Marlene y Karen no tenía ni la menor idea de que pasaría esa noche, todo iba tan normal cuando de repente vi a un chico con sudadera amarilla.

-          Es él, es él. –Pensaba, El caminaba solo un poco alejado de nosotros cuando escucho

-          Jesus, mira ahí está tu chico. –Dijo Karen muy entusiasmada.

-          Si, vamos alcanzarlo para que lo conozcas. –Contesto Marlene, ella es muy aventada y directa.

En ese instante comenzamos a caminar muy apresurados y vimos que entró a una pequeña tienda de paletas heladas y comenzamos avanzar lentamente. Él salió de la tienda y lo seguíamos yo me sentía muy emocionado no pude más.

-          Ssshhhhtttt…!!! –No sabía si me había escuchado o se hacía del rogar porque no volteo y nuevamente.

-          Ssshhhhtttt…!!!

Esta vez note que por un instante tuvo la intención de voltear entonces deduje que si se hacía del rogar Marlene y Karen muy decididas se adelantan.

-          Oye tu amigo. –Dijo una de ellas.

Sin pensarlo entré a una tienda con el pretexto de comprar un cigarro y unos chicles cuando volteo las veo platicando con él no pude escuchar de que hablaban pero el hecho de regresar con ellas y nuevamente estar frente a él me provocaban demasiados nervios no tarde mucho tiempo y fui hacia donde estaban ellos, Marlene nos presentó a todos.

-          Mira, él es Jesus.

-          Hola.

-          Él se llama Alejandro.

-          Hola. –Solo pude pronunciar eso me moría de los nervios.

Él se fue con Marlene que le hacía preguntas las cuales no pude escuchar yo caminaba con Karen y encontramos a otros amigos me distraje un poco con nuestra platica, cuando voltee me saque de onda porque ya estaba. Continuamos caminando y para nada hice caso a lo que platicaban ya que solo pensaba en el nombre del chico de la sudadera amarilla y también pensaba en lo tonto que fui porque ese había sido el momento para por fin hablarle. 

Llegamos a la esquina y él estaba ahí, ellas sin dudarlo nos dejaron solos y cruzamos a la otra acera era un poco tedioso el silencio que había entre nosotros no sabía que preguntarle, caminamos unos cuantos pasos y encontramos a Lupita y a Ceci (ellas también son muy buenas amigas), las presenté con él después de cruzar unas cuantas palabras se fueron y nosotros también. El silencio seguía presente yo decidí romper el hielo e hice las típicas preguntas tontas que se hacen cuando conoces a alguien.

-          ¿En qué grado vas?

-          ¿Dónde vives?

-          ¿Qué música te gusta?

-          ¿Qué haces en tus ratos libre?

-          Etc. Etc.

No podía evitar perderme en ese par de ojos hermosos, en esa mirada tan seductora y escuchar su bella voz en ese momento solo pensaba en besar esos labios que a simple vista lucían exquisitos y me incitaban a querer probarlos. Poco a poco fuimos entrando en confianza pero se me terminaban las preguntas y no podía hacer las que tenía en mente porque me vería muy lanzado estaba muy nervioso y me sentía un poco tonto.

Seguimos caminando hasta llegar a la base donde él tomaba su transporte

-          Aquí me quedo, aquí tomo mi transporte. –Me dijo un poco triste.

-          Bueno, entonces nos vemos el Lunes vale. –También me sentía triste porque no quería que se terminara.

Me fui a tomar el transporte, cuando entraba a la base me encontré a Lupita y nos subimos en la parte de enfrente, el colectivo avanzo hasta quedar parada frente a la base de él y aún seguía parado ahí con su sudadera amarilla.

-          Lupita mira ahí esta Alejandro.

-          Si ya lo vi, él va a ser tu próximo rorro. –me dijo afirmando y segura de lo que decía.

-          No sé. –conteste dudoso. Si me gustaría mucho dejemos que el tiempo lo diga todo.

Me sentí muy feliz al escuchar lo que lupita me había dicho y todo el fin de semana estuve pensando en esos hermosos ojos, en esa cabellera despeinada, en la sudadera amarilla en mi cabeza solo existía Alejandro mi chico hermoso de lindo trasero.

Dos Traviesos EnamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora