Prólogo

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Aquel día no era diferente al resto que había vivido durante los años anteriores. Se suponía que debía ser especial, pues era el primer día del año, pero no era así. Como todo 1 de enero, pasé la primera hora de la mañana haciendo el desayuno. Cualquier otro adulto no hubiera tardado más de 10 minutos en preparar su primera comida del día, pero yo no era cualquier adulto; yo era un veinteañero que vivía en un apartamento tan inadaptado para su hábitat que no tenía calefacción ni impedía el paso de las humedades, lo que hacía que la temperatura ambiente fuera la misma e incluso más baja que la del exterior. Ahora que lo pienso, era un adulto de 20 años sin estudios bastante normal. Y bueno, la combinación de mi tirite, mi horrible pulso, mi torpeza y la manta que llevaba encima entorpeciendo mi movimiento, eran los causantes de mi tardanza a la hora de cocinar.

El resto de mi mañana y tarde fue ocupada por el supermercado, no porque también fuera torpe comprando, sino porque trabajaba y trabajo allí. Salí sin demasiado agotamiento a las vacías calles. Vacías por el frío del primer lunes del año. Mientras caminaba, contemplaba las luces de navidad puesto que era probable que fuera la última vez que se encendiesen aquel año. Todo estaba calmado.

Estaba. Hasta que un cuerpo que caía de la derecha interrumpió mi paso. En un principio intenté agarrar al sujeto antes de que se golpeara contra el suelo, de hecho, lo hice. El problema está en que intentarlo no garantiza que lo logres. Así fue como se formó una escena bastante humillante para ambos, en la cual un chico se encontraba con el brazo estirado, pareciendo agarrar el aire y una chica en el suelo mirando directamente el puño del primero.

-¡Ugh...!- Se escuchó un gemido dolorido proveniente del suelo, o más bien de la chica que sostenía la parte de atrás de su cabeza, que estaba tirada en el suelo con una expresión bastante horrible por cara.

Y entonces, ¡PUM! Todo se volvió oscuro instantáneamente. Robbie dice que no fue así; insiste en que grité en el suelo por un rato. Pero yo no recuerdo eso, así que... ¡PUM!


365 RobbiesWhere stories live. Discover now