6. Dependencia emocional.

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Duele ilusionarme, vivir esa dulce mentira me come por dentro. Sé que no es cierto nada de esto, me engaño a mí misma y trato de sonreír, fingir y estar contigo el mayor tiempo posible.
Amo todo de ti, como también lo odio. Como amo tu sonrisa, como me abrazas, besas, todo tu cariño “sincero”. Y yo no te miento, yo si te amo, en serio. Pero no quiero invadirte, ni poner un cargo sobre ti por todas mis inseguridades y problemas. Estoy en una constante agonía, y la haces parecer tan bonita que me hace feliz, realmente feliz. Y no sé si está mal, yo sé que lo está pero, ¿cómo hago? ¿Cómo borro mis sentimientos en un abrir y cerrar de ojos?. Y te odio por eso, por ser tan indicado, tóxico y confuso, juro que lo intento, juro que intento entenderte y no puedo.
Si te tengo me aferro a ti, si te vas dejas un gran vacío. No quiero que te vayas, jamás. Sólo quiero que me digas ¿Qué es lo que verdaderamente quieres de mí?.

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Diste todo de ti, lo hiciste. Pero cuando él se iba no eras nada, y cuando se iba no existías. Jamás pensaste que le estabas dando todo a una persona equivocada, qué al fin y al cabo, no te dio nada.
Todos somos débiles y tu lo demostraste, tuviste las defensas bajas, cuando detrás de ese cálido abrazo, estaban esperando para apuñalarte.
No te diste cuenta cuando lo advirtieron y ahora sólo te queda sufrir, a solas; sentada en tu cama, en un rincón, abrazando a unos de los almohadones y a ti misma, para no sentirte tan sola, aunque lo estés.
Querer, extrañar y esa extraña sensación de deseo se convierte en tu peor enemiga. No hay ninguna certeza en llorar hasta gritar y quedar en pequeños sollozos, sin fuerzas. Pero para ti si, sólo así puedes calmar todo aquello que se rompió.

words born of tearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora