Mother

Mother

- Nunca creí que diría esto pero...gracias por acompañarme Todd. - comento Damián como si nada mientras seguía analizando el pasillo por el cual avanzaban en busca de más trampas o adversarios.

- ¿Cómo no hacerlo demonio? No iba a perderme la expresión en la cara de la loca que tienes por madre cuando le digas a que has venido. - contesto Red Hood con burla, obviamente además de poder darle su merecido a unos cuantos asesinos estaba disfrutando del todo la situación.

Damián no pudo evitar bufar enojado, agradecía la compañía pero estaba nervioso, realmente nervioso y esa era una sensación a la que no terminaba de acostumbrarse, siempre en control de sus emociones se desconocía a sí mismo en un estado tan alterado.

Y no es que Todd le molestara más de lo normal, era tan insufrible como siempre y ya casi resultaba normal; lo que en realidad le perturbaba era la misión en sí, una misión prácticamente suicida que definiría todo su futuro y que incluso requería que Jon los esperara en los límites de la isla por si algo salía mal.

Cuando finalmente llegaron a la sala principal del castillo Damián no estaba más tranquilo pero si completamente decidido, tenía que lograr su cometido, no había opción excepto el éxito.

Su madre, Talía Al Ghul le esperaba pacientemente sentada en el trono, como la actual líder del gremio y primogénita de Ra's, ese era su lugar por derecho, un lugar al que Damián había renunciado en el momento que eligió al Caballero de la Noche por sobre la Cabeza del Demonio.

- Siempre supe que este momento llegaría hijo mío. - comenzó a hablar la mujer cuya hermosura no eclipsaba a pesar de los años y las canas que comenzaban a poblar el cabello castaño. - Sin embargo me pregunto ¿Por qué ahora? ¿Por qué así?

- Madre. - comienza Damián con respeto. A pesar de los años y de las mil y un veces que ella le ha traicionado no puede evitarlo, sigue siendo su madre y no es capaz de odiarle por completo. - No estamos aquí para derrocarte.

La aclaración del joven parece sorprender a la mujer que alterna interesada la mirada entre su hijo y el resurrecto, resulta obvio que ella esperaba algo muy diferente pues a pesar de la diferencia numérica sabe, y se le hincha el pecho de orgullo debido a ello, que sus dos "aprendices" son más que suficientes para arrebatar la liga de su control; sin embargo no están allí para ello y eso le llena de curiosidad.

- Si eso es cierto, debes explicarme la razón para que irrumpas en la isla de ese modo tan salvaje y sin aviso. - exigió la mujer sin inflexión en su voz.

- He venido a pedirte algo. - contesto Damián sin permitir que sus emociones le delatasen.

- ¿Y que sería? - pregunta Talía cada vez más interesada.

- Una joya familiar. - dice con seguridad pero sin poder evitar que sus ojos reflejen la verdad tras aquella petición.

Es entonces que Talía lo entiende, la manera en que su hijo le observa, el brillo desgarrador de su mirada y la sonrisa sardónica pero sincera en el rostro de Todd. Solo hay una razón para que su sangre le solicite una joya perteneciente a la familia, arriesgándose a ir hasta Nanda Parbat y encararle frente a frente.

- ¿Quién es ella? - pregunta finalmente. Necesita saberlo, no puede permitir que su estirpe sea manchada con la sangre de cualquiera.

- Se le conoce como Raven. - Es la única respuesta de su hijo que parece desafiarla con criticar a la mujer que ha elegido como compañera.

El nombre le resulta familiar, sabe que lo ha escuchado antes cuando de pronto lo recuerda. La hechicera, mitad humana, mitad demonio, la hija de Trigon rey del inframundo. Una sonrisa satisfecha le adorna el rostro. Su hijo definitivamente tenía buen gusto pues había elegido como compañera a una mujer en extremo poderosa, su descendencia seria fuerte, sin mencionar hermosa.