Arthur corrió a socorrer a Rose mientras John miraba con odio al dragón mayor. Se notaba la diferencia de poder que había entre él y sus hermanos ya muertos, pero eso no iba a impedir que siguiese su camino.
_ Mi nombre es Ignis y soy quien va a acabar con tu vida.
_ ¡Inténtalo!
John agarró con fuerza su catana y esta se recubrió de una oscura aura de sombras. Ignis saltó sobre él y dejó caer su enorme espada en llamas con una fuerza antinatural, golpe que John paró a duras penas aplicando toda la fuerza que podía, pero su reciente herida se abrió de nuevo y el hijo de Luface se manchó de la sangre de su enemigo sin haber llegado a herirle.
_ Me lo estás poniendo muy fácil, hijo de Ramky.
_ Tú confíate y será lo último que hagas.
Ignis y John comenzaron un baile de espadas donde los gritos del combate y los choques de acero contra acero eran lo único que se podía escuchar. John consiguió herir en un brazo al dragón, pero él recibió dos profundos cortes en la pierna izquierda, lo que él sabía que le había introducido un veneno en el cuerpo que si no trataba pronto iba a acabar lentamente con su organismo, quemándolo poco a poco, prolongando al máximo su sufrimiento. John retrocedió y miró al cielo alzando sus manos. Varias nubes grises y negras cargadísimas de electricidad, todas acumulándose sobre el dragón.
_ Unos rayitos no me van a afectar.
_ ¡Thor Strelice!
Las nubes de tormenta cambiaron a un color negro como la noche y descargaron todo su contenido en rayos y relámpagos oscuros sobre Ignis. El rey dragón no espera recibir una tormenta oscura y comenzó a convulsionar de dolor, levantado por la propia fuerza de los rayos, sin dejar de rugir por el sufrimiento de todos los seres a los que había matado. Ese hechizo mezclaba la magia de tormentas del dios nórdico Thor con algo de magia del bisabuelo de John, Hades, el antiguo dios de la muerte, que infundía en forma de rayos el tormento procedente de todas las victimas de todos los guerreros del mundo, por lo que ese maldito bastardo hijo de Luface iba a sufrir mucho.
_ ¡Sufre mamón!_ gritó John.
_ ¡Devuélveme a mi chica!_ soltó de repente Arthur sonriendo_ Perdón, perdón, te dejo con tu combate. No volveré a cantar.
John soltó una carcajada pero rápidamente se volvió a centrar en su enemigo, pues los rayos estaban comenzando a detener su tormento. Ignis estaba jadeando, con el cuerpo lleno de quemaduras, manteniéndose a duras penas en pie, apoyando su espada en el suelo a modo de bastón.
_ Mi...mier...mierda. Mi padre me va a odiar por ser derrotado por un simple kitsu.
_ Saluda a tus hermanos de mi parte. ¡Por Ramky!
Corrió a toda velocidad hacia él, saltó y lo decapitó. El cadáver sin cabeza de Ignis comenzó a arder y se convirtió en cenizas que se llevó el viento.
_ ¡Eso ha estado increíble!_ exclamó Arthur acercándose a él_ ¿Desde cuándo manejas ese hechizo?
_ No eres el único que ha estado entrenando, Artie.
_ Bueno, Johnny, me marcho. Nos vemos, hermano.
Arthur se despidió alzando la mano y desapareció en un charco de sombras. John corrió hacia Rose, que yacía inconsciente apoyada en la pared, aunque estaba curada. Arthur había hecho un gran trabajo. John puso la mano en la frente de Rose y esta comenzó a desaparecer lentamente, apareciendo en su cama, en su habitación, en su casa. John se sumió en las sombras y reapareció en su habitación. Estaba sangrando demasiado y ya había pasado un tiempo desde que la espada de Ignis lo había herido, así que tenía que tratar de curarla en cuanto antes. Abrió el Lepso Alpha a duras penas manchándolo ligeramente de sangre y se detuvo en la última página.
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Kitsus y Naras: Guerra de Sangre
FantasyVivimos en un mundo en el que la magia existe en la clandestinad defendiendo a los mortales de las fuerzas del mal. Una mortal se verá en una guerra milenaria que hace amagos de desaparecer.