Capítulo 2: "La chica del parque"

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Esa misma noche al llegar a su casa, Noah comenzó a escribir todas las ideas que tenía en mente, algunas eran sobre dos fotógrafos enamorados, y otras sobre dos chicos de distintas clases sociales. Sus ideas eran para él bastantes clichés, pero le gustaban en especial, porque la chica del parque estaba en todas ellas.

Se acercaban las diez de la noche, la hora en que Lucía siempre iba para su casa después de correr sus kilómetros diarios, miraba por su balcón hacia la calle esperando verla llegar, sabía que no tardaría mucho. Cinco minutos más tarde Lucía entraba trotando por la puerta de rejas negras.

- ¿Puerta o escalera? – Preguntó Noah gritando.

- Escalera - Respondió la chica desde abajo.

Noah salió al balcón, agarró la escalera que estaba apoyada contra una de las paredes y la bajó por el costado para que su amiga subiera. Hacía varios años que Lucía usaba la escalera en lugar de la puerta para entrar a la casa. Todo salió de una discusión en broma, sobre que bajar las escaleras para abrirle la puerta era innecesario y cansador para Noah, y desde entonces él tiene siempre la escalera preparada para cuando Lucía llega.

Como de costumbre, se saludaron con un beso en el cachete y un cariñoso abrazo. El cual Lucía hizo durar un tiempo más de lo normal.

- Ahh, salí, parece que te bañaron en aceite – Se quejó Noah por los mínimos rastros de transpiración en el cuerpo de Lucía.

- ¿Querés que te recuerde cómo quedaban tus remeras cuando salíamos a andar en bici en el verano? –

- No hablemos de esas épocas oscuras. – El recuerdo de sus días de intentos de atleta le causaron un escalofrío.

- Hablando de andar en bici, ¿te acordás de Maga? - Maga, era una amiga de Lucía que algunas veces los acompañó en sus travesías del verano.

- Si, ¿Qué pasa?

- Bueno, dice que estás re fuerte – Dijo entre medio de risas Lucía.

- ¿Fuerte? – rió Noah – ¿hace cuánto no se dice eso?

- ¿Qué? Te digo que un chica gusta de vos y vos haces como si nada... acá hay algo raro.

Los encuentros románticos de Noah eran muy escasos, por eso Lucía al enterarse de que su amiga estaba interesada en él, pensó que eso lo pondría más alegre. Fue una sorpresa para ella que no correspondiera.

- Puede que sí, puede que no.

- No te hagas el otro y contame, ¿Qué pasó en el parque?

- ¿Cómo supiste que pasó algo ahí?

- ¡Aja! No sabía, pero ahora lo sé. Hablá, no te hagas el boludo.

Noah comenzó a contarle todo lo sucedido esa tarde. Mientras él hablaba, ella escuchaba o hacía chistes de por medio. Esa era una de las muchas cualidades que disfrutaba de ella, siempre estaba alegre, llenando de luz lo que sea que tocara.

....

- Entonces mañana se van a ver de nuevo – Gritaba Lucía desde el balcón de Noah.

- ¿Escuchaste eso Mili? – Abril le hablaba a su amiga a través del teléfono.

- ¿No te parece mal escuchar las charlas de tu hermano?

Abril, fingía la mayor parte del tiempo estar en contra de su hermano en todo, pero realmente le interesaba lo que hacía. Y en ese momento, fuese celos, o cualquier otra cosa, quería saber quién era esa chica.

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