Capítulo 3: "¿Fiesta o Error?"

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Se hacían las ocho de la tarde, y el sol estaba bajando. Noah sabía perfectamente lo peligroso que era el parque cuando el sol bajaba. Muchos robos ocurrían cada día en aquel lugar, por lo que ya era momento de despedirse de Bianca.

- Bueno, ¿Dónde vive tu amiga?

- Ah, sí, en el Golf, calle 6 casa 47.

Habían pasado una hermosa tarde juntos, llena de charlas y risas. Pero la gente ya empezaba a irse, lo que daba un aire de inseguridad mayor. Al acercarse el momento de despedirse, las cosas comenzaban a ponerse tensas, ambos pensaban lo mismo, pero ninguno quería ser el primero en decir adiós.

- ¿Y a qué hora voy? - Preguntó Noah antes de tener que irse.

- A las doce – Los ojos de Bianca brillaban de ilusión.

-Bueno entonces nos vemos allá, calculo que tenés que prepararte.

Lo siguiente era despedirse, pero, en su lugar quedó un silencio incómodo que ninguno se animaba a romper. Se miraron a los ojos, ella sonrió levemente, logrando que Noah nunca quisiera irse.

- La pasé muy bien hoy, espero que esta noche también. – confesó Bianca.

- Si, yo también, entonces nos vemos esta noche.


Sin saber bien qué hacer, Noah, se acercó y le dio un beso en el cachete, luego se alejaron, se despidieron y comenzaron a caminar en distintas direcciones.

Bianca, cruzó la avenida en busca de un remis, que rápidamente consiguió. Antes de subir al Bora blanco que la esperaba volteó a ver cómo Noah se alejaba. Al observarlo pensó que era el chico más honesto y natural que conoció este último tiempo. En su mundo, estaba lleno de personas con doble cara y segundas intenciones, solo podía confiar en dos o tres personas, y no del todo, en cambio, sentía que a Noah podía decirle lo que sea y no escucharía de sus labios ni el más mínimo juicio de valor. De cualquier forma, el haberlo conocido, era una de las mejores cosas que habían pasado en lo que iba del año. En especial por lo ocurrido en febrero.

...

Lucía se encontraba parada fuera de su casa, preparándose para comenzar a correr como todos los días. La música electrónica proveniente de sus auriculares descendió y por encima oyó tres tonos que indicaban la llegada de un mensaje de WhatsApp, por lo general lo hubiera ignorado, pero al ver que se trataba de Noah lo abrió.

Noah: eu, ¿te puedo llamar?

Lucía: Estoy por correr, después paso por tu casa.

Guardó su celular en su pantalón y empezó a trotar, pero no alcanzó a llegar a la esquina que su celular volvió a sonar, esta vez, una llamada de Noah.

- ¿Qué es tan urgente que me llamas? - preguntó Lucía medio fastidiada.

- Tengo que ir a una joda, y necesito que me acompañes.

- ¿una joda?

- Sí, en el golf, la casa de una amiga de la chica que te conté ayer. Que por cierto se llama Bianca.

Lucía se detuvo a pensar en lo extraño que era que Noah la invitara a algo así, por lo general siempre era ella la que lo invitaba.

- Bueno, voy a correr, después me baño y te llamo, y vemos como hacemos, ¿te parece? – sugirió.

- Dale, nos vemos.

Y así finalizó la llamada.

Durante su recorrido de siempre, trotaba hasta el puente al final de la avenida y desde ahí volvía hasta su casa, que estaba a dos cuadras del Parque Sarmiento sobre la misma vereda. Esto le daba mucho tiempo para pensar, muchas de las veces que salía buscaba maneras en su mente de lograr que Noah saliera mas de la casa, por lo que en aquel momento se sentía algo celosa de Bianca, por que en dos días logró hacer que él fuese a una "fiesta", algo que ella no lograba desde el día en que fue su fiesta de quince años.

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