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Por más que aquel morocho había rogado a todo dios existente para no tener que asistir a esa cita, sus plegarias se habían quedado en ignorancia completa, y tras 3 días completos de un rubio impaciente queriendo tener su parte del trato, Dipper no tuvo de otra que seder y en menos de cinco minutos ya tenía arreglada una cita para ese mismo día.

El rubiesito no había tenido paciencia suficiente como para esperar al día siguiente una vez Dipper había cedido, por lo que poco importó en ese entonces que ya fuesen al rededor de las siete de la tarde y simplemente acordaron verse en aquel kiosco, ubicado en una calle algo dudosa, y para las ocho menos diez los chicos ya estaban reunidos.

Bill no dejó de examinar al pino mientras lo veía aproximarse a el a una cuadra de distancia; vestía una camisa tipo leñador roja, con unos pantalones negros algo ajustados y unas zapatillas sin marca negras. Su pelo estaba más peinado que otras veces, y podía jurar que se veía aún más energético que cualquier otro día que se lo haya cruzado a una hora más casual.
Mientras, él se mantenía cerca de su nuevo y aún reluciente Ferrari rojo, con una chaqueta de cuero negra robada del armario de su hermano que le quedaba algo grande, unos lentes de sol negros (a pesar de que ya era de noche), unos pantalones comunes de jean y unas Vans rojas, casi del mismo tono que su Ferrari.
Bastaba agregarle un cigarrillo y uno tendría la imagen total de un completo Bad Boy de película yankee, justo lo que Bill quería lograr para impresionar al menor.
Una estrategia algo estúpida considerando que Dipper aún seguía sin confiar en el rubio. tanto que para no darle su dirección, decidió arriesgarse a salir a aquel kiosco en medio de la noche antes de que el fuese a su casa. No quería ni pensar en que haría Bill con su dirección... Con toda esa información, lo que era de imaginarse es que lo que vio Dipper al acercarse al otro chico, no fue algo placentero. En ese momento, él juró que Bill era un mafioso dispuesto a cobrar venganza por el hecho de haber quedado estéril.

Dipper dudó un momento, pero decidió aceptar de una buena vez su cruel destino, y sin más se acercó a Bill, viendo como este saludaba de forma demasiado alegre y frenética para las pintas que llevaba.

- ¡Dipper! - Gritó acercándose a el, tratando de abrazarlo. El otro solo lo esquivo fácilmente y saludó de lejos, sin muchos ánimos.
- Hola Bill
- Dippersito, no sos divertido - dijo con un leve puchero que causó una pequeña risa algo incómoda de parte del morocho.
- ¿Entonces...? - cuestionó
- ¡Claro, claro! - dijo algo emocionado, recordando todo el asunto de la cita repentinamente, extendiendo su mano con una extraña actitud que Dipper no se vio venir, tomándola, aún desconfiado.

Lo poco que el mayor había aprendido del otro es que no era tarea fácil hacer que Dipper confiase en él. Tenía que ser más amigable y menos... Él mismo. Pero ante y sobre todo: tenía que tratar de no cagarla.

Sabía que su naturaleza lo llevaba a actuar una y otra vez esa obsesión tan repentina que tenía con ese muchachito de hermosos ojos café. Aún así, Bill no era lo suficientemebte inadaptado socialmente para saber que si quería avanzar, no podía repetir lo que había hecho antes, y debía dejar esa naturaleza de lado. Por eso se movía con cuidado al rededor del morocho, guiándolo al Ferrari, esperando a que se siente para soltar su mano y cerrar la puerta, tratando de no pasarse de caballero y ofender al chico, pero sin dejar de verse como un mal educado, listo para entrar en confianza con el morocho.

- ¿Listo? - preguntó una vez se ya tenia las manos sobre el volante

Tenía por seguro que esta noche, le daría a Dipper una de las citas más divertidas del multiverso, y dejaría al Dippersito aburrido y hortiva a un lado; estaba decidido a ser paciente e ir paso por paso con él, empezando por una zona más amistosa y luego, ¡directo a ser amantes!

- Está Bien... - habló Dipper con un suspiro. No tenía claro si se suponía que el ambiente debía ser romantico o tranquilo, pero ya no estaba tan incómodo como antes; ahora solo estaba rogando para que todo siguiese normal de alguna forma...
El inconveniente en eso, es que uno no podía esperar algo normal si estaba al rededor de la anomalía que era Bill Chiper.

Haciendo el motor rugir, aquel Rubio le dedicó una última sonrisa canchera antes de salir con energía por esta ciudad de la furia que no dormía.

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Hola! Jazzy al habla

Pues si siguen la historia, perdón por tardar tanto, me trabé bastante y cambié de idea bastante mientras escribiendo esto.

En noticias ajenas se rompió un fusible en mikasa por lo quee mi idea de ponerles una canción shida de los años 50 para animar esto, puse un gif de mi galeria; de igual forma digo esto para que esperen lo que preparé para el próximo capítulo xdxd

Eso sería todo!
Gracias por leer y esperar, lo agradezco de corachao.

Later! 🙋💜

+ Numbers + || Billdip Donde viven las historias. Descúbrelo ahora