Capítulo 11
E ra demasiado, pensó Violeta al ver las muecas de dolor que Jared hacia. Llevaban
tres meses de tratamiento y los efectos de la maquina ya eran mucho más fuertes que al
principio. Había intentado quitarle los parches dos veces, en ambas ocasiones él la
detenía asegurándole que no era para tanto.
Tenía que pararlo, pero ¿cómo iba a hacerlo si él se lo impedía cada vez que se
acercaba a los parches? Solo tenía la opción de desconectar la maquina. Se iba a
enfadar, eso sin duda, pero no le dejaba otra opción.
Acercándose a la pared, Violeta presiono el botón de apagado, consiguiendo así que los
impulsos hacia Jared se detuvieran. El la miró con el ceño fruncido. El enfado brillaba
en sus ojos negros, pero no le importo, era hora de que terminara.
—Puedo seguir ¡conéctala! —exigió apoyándose en los codos para poder alzar su torso
de la camilla.
Violeta suspiro. Se acerco a él y quito los parches sin muchos miramientos.
Jared siseo.
—¿Duele? —provocó ella, con cierta satisfacción al verlo apretar los dientes.
Se lo merecía, era un terco y no aceptaba sus consejos.
Había llegado a la clínica echando humo por las orejas, estaba enfadado y ella no sabía
con quien o por qué, pero lo estaba pagando con ella y no iba a permitirle hacer eso. Si
quería pagarlo con alguien, que se diera de cabezazos contra la pared, ella no
protestaría y él se desahogaría. Ambos estarían contentos.
Lo peor era que estaba consiguiendo que ella se enfadara también, y había empezado el
día muy bien como para que él se lo aguase.
—No —gruñó.
Ella sonrió malvadamente, antes de quitarle el siguiente. No quería hacerle daño, pero
tenía que reconocer que sentía una imperiosa necesidad por vengarse de él, por su
culpa su día se había nublado.
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Jared clavo sus ojos en ella.
—¡Estas disfrutando de esto! —la acusó.
Buscaba pelea, Violeta lo sabía, pero no pudo contener su lengua y terminó contestando
con un tono ligeramente enfadado.
—¡No disfruto!
No lo hagas, pensó Violeta respirando profundamente, al darse cuenta. Si seguía
replicando, el seguiría pinchándola para conseguir que discutieran, así que, muy
sabiamente, guardo silencio mientras quitaba los parches que quedaban mucho más
despacio. Con cuidado, hecho un poco de aceite sobre las marcas rojas que resaltaban
en la piel de Jared. Él seguía mascullando por lo bajo mientras ella masajeaba las