Capítulo 2

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—¿Por qué no le dices que estás enamorado de ella? —le espeta su hermana.

—Es mi mejor amiga—lo dice con la cabeza gacha y una tristeza evidente.

—Y eso que, tú estás enamorado de ella, por eso hablas de Esther todo el día y la manera como la miras es tan dulce—salta molesta

—El detalle es aquel chico... tu sabes su primer amor.

—Pero tú eres su presente, no él.

—Bueno sí, pero...

—Pero nada hermanito, te arrepentirás si no lo intentas y con respecto a que es tu amiga, bueno ya es momento de que den el siguiente paso—le guiña el ojo con picardía.

Aquella noche pensó en como confesarle todo eso que él sentía, solo que en momentos le daba temor de ser rechazado o peor aún perderla para siempre. Marcus temía que después de confesarle sus sentimientos y ella lo rechazara su amistad se perdiera por completo, eso temía más que nada en el mundo.

Tomo la firme decisión de confesárselo que había dejado de verla como una amiga, aunque él deseaba decírselo con flores y cosas exorbitantes, él sabía que a Esther no le agradaría, pensó que mejor sería a la hora de salida mientras iban a casa.

Todo ese día Marcus se sintió inquieto, no paraba de ver el reloj que llevaba en su muñeca, por momentos quería que ya fuera la hora de salir, pero por momentos deseaba que ese momento no llegara ¿su hermana tendría razón? ¿ya era momento del siguiente paso? Tal vez sí, él era así un tanto indeciso—No, este era el momento, era momento de decírselo, se levantó de su carpeta y camino hasta donde estaba Esther, al llegar a su lado se quedó helado, no pudo, solo dijo:

—Te espero, luego para irnos—corrió hacia su carpeta.

Ahora piensa que tal vez por eso Esther le dijo lo siguiente a la hora de salida. Esther le comenzó a hablar del próximo examen mientras que él sentía una opresión y una sensación de nervios en su pecho, se secó las manos en el pantalón, a continuación, la agarro de los hombros para que dejara de hablar y caminar, solo la miro fijamente, no hizo falta nada más, tal vez fue la mirada aunque también queda la sospecha de que su hermana le haya dicho algo pensando que no sería lo suficientemente valiente como para decirle y de cierta manera tubo razón pero quizá con su mirada le dijo todo, solo algo sabe con exactitud, que no hizo falta nada más, fue ella quien dijo:

—También estoy enamorada de ti Marcus.

Ese aroma, sí, reconoce ese aroma a rosas y a lo lejos esos tulipanes, ese lugar ese pequeño invernadero, sabe que ella está cerca, solo tiene que acercarse un poco más para poder ver su cabello y sus botitas de plástico. Mira hacia sus pies para notar que él también lleva puestas aquellas botitas azules que compraron juntos, el recuerdo le hace muy feliz, al levantar la mirada ella está allí mirándolo alegre, pidiéndole que se acerque.

—Trevor te extrañe ¿por qué te fuiste dejándome sola? —sus bellos ojos comenzaron a llenarse de lagrimas

Él no quería, nunca quiso ver ese hermoso rostro triste por su culpa, pensó protegerla, pero se equivocó.

—Prometiste nunca dejarme, pero me mentiste, me abandonaste y te odio—cae rendida llorando desconsoladamente.

Él quiere ir por ella, abrazarla y decirle que nunca quiso hacerle daño, pero la alarma suena y vuelve a su realidad, dándose cuenta que ella no está allí, más bien él no está con ella.

Triangulo AzulWhere stories live. Discover now